Este artículo se publicó hace 15 años.
Obama enfría la cumbre del clima
Ni el presidente de EEUU ni el de China se comprometen ante la ONU a realizar reducciones concretas de CO2. Zapatero propone destinar un 0,7% del PIB al desarrollo de energías verdes
Isabel Piquer
Barack Obama rebajó ayer las expectativas de la futura cumbre medioambiental de Copenhague de diciembre, que debe actualizar el Protocolo de Kioto y de la que se esperan escasas decisiones concretas. "No debemos hacernos ilusiones, nos queda por delante el trabajo más duro. Estamos buscando soluciones en medio de una recesión global, donde la prioridad de cada país es rescatar su economía y dar trabajo a su población. Así que todos nos vamos a enfrentar a dudas y dificultades", señaló Obama.
Estas palabras contrastaron con la advertencia, momentos antes, del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon: "Un fracaso en Copenhague", advirtió, sería "moralmente imperdonable, económicamente erróneo y políticamente desaconsejable". Ban alertó de que las negociaciones progresan muy despacio, "a la velocidad de un glaciar".
El presidente estadounidense, en su intervención en la conferencia de la ONU, reconoció la responsabilidad de los países más desarrollados en la situación climática actual y por tanto la necesidad de asumir gran parte del esfuerzo y del liderazgo, pero también emplazó a las naciones emergentes a "jugar su papel" y "comprometerse" a emplear energías limpias.
El mandatario contestaba así directamente a las críticas de India y China, dos de las naciones más contaminantes del planeta, que piden a EEUU, responsable del 25% de las emisiones mundiales, que adopte medidas drásticas. Esas medidas están estancadas en el Capitolio. El Congreso ya ha indicado que la legislación que prevé la reducción para 2020 de emisiones a los niveles de 1990 no se discutirá hasta mediados del año que viene, vistos los problemas de política interior con los que ahora debe lidiar.
Aprobación del Senado estadounidenseObama reconoció que su ley sobre energía y clima, recientemente aprobada por la Cámara de Representantes y que debería "reducir drásticamente la emisión de gases contaminantes", todavía debe lograr la aprobación del Senado. Esto ha enfurecido a los europeos, que culpan a Washington de supeditar la estrategia climática mundial a la agenda del Congreso estadounidense, en este momento centrado en la reforma sanitaria.
"Me enorgullece decir que EEUU ha hecho más por promover energías limpias y reducir la contaminación por CO2 en los últimos ocho meses que en cualquier otra época de su historia", dijo sin embargo Obama, comparando la actuación de su Gobierno con la absoluta apatía de sus predecesores republicanos.
El presidente listó algunas de las iniciativas más recientes, la mayoría incluidas en las medidas lanzadas por el Gobierno para relanzar la economía: "Por todo EEUU, los empresarios están construyendo turbinas eólicas, instalando paneles solares y comprando coches híbridos; estamos invirtiendo miles de millones en reducir el despilfarro energético".
EEUU, dijo Obama, puede liderar el esfuerzo global pero no actuar solo contra el cambio climático, por eso Washington ha incluido el medio ambiente en el temario de todas las grandes cumbres internacionales, como el próximo G-20 en Pittsburgh, donde buscará el fin de las subvenciones a los combustibles fósiles.
China apuesta por la nuclearJunto a la posición conservadora de EEUU, estuvo también la del presidente chino Hu Jintao, quien explicó los pasos y objetivos que adoptará su Gobierno para "rebajar notablemente" las emisiones chinas de CO2 en 2020, tomando como referencia sus niveles de 2005, pero sin comprometerse a dar una cifra concreta.
Entre otras medidas, China "aumentará la producción de las energías no fósiles [tanto renovables como nuclear] en torno a un 15% para el año 2020", dijo Jintao, que prometió además "acelerar los esfuerzos para desarrollar una economía verde, con una baja tasa de emisión de CO2, y acelerar también la investigación, el desarrollo y la aplicación de energías verdes".
Pero al igual que Obama, el mandatario chino dijo que la economía era lo primero: "Para los países en desarrollo la primera prioridad es el mantenimiento del crecimiento económico, la eliminación de la pobreza y la mejora de los niveles de vida".
Por su parte, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, durante su intervención a puerta cerrada en la mesa redonda de la Reunión de Alto Nivel (RAN) sobre Cambio Climático, propuso a la comunidad internacional que se destine el 0,7% del PIB a desarrollo tecnológico, informa Ana Pardo de Vera. Así, la mayor parte de esta "inversión sostenible", sostuvieron fuentes del Ejecutivo asistentes al foro, se destinaría a potenciar las energías renovables.
La propuesta del jefe del Ejecutivo español fue muy bien acogida por los países presentes en la RAN, pues vino a concretar el compromiso de mayor implicación económica en la lucha climática. O, como dijo Zapatero, la "integración de la protección del clima en los modelos económicos".
Francia propone otra reuniónAnte la falta de compromiso de las principales potencias emisoras, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, planteó la necesidad de celebrar una nueva reunión en noviembre entre los dirigentes de los países más contaminantes.
"Los días están contados: nos quedan 87", dijo Sarkozy, y añadió: "Francia propone que los jefes de Estado de las principales economías, que representan el 80% de las emisiones mundiales, se reúnan a mediados de noviembre, para que precisen sus compromisos y asegurar así el éxito de Copenhague".
Entre tanta palabra de los políticos, se alzó la alerta de un científico, Rajendra Pachauri, presidente del Panel Internacional sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés): "La ciencia nos deja sin excusas para no actuar. Los Gobiernos aprobaron el informe del IPCC, lo que significa que tienen conocimiento de él", aseguró.
Pachauri garantizó que las predicciones apocalípticas ligadas al cambio climático puede evitarse si se estabilizan las emisiones de gases con efecto invernadero, lo que requeriría un coste prácticamente ridículo: un 3% del PIB mundial desde ahora hasta el año 2030; es decir, "un pequeño retraso" en la acumulación de la riqueza económica mundial a cambio de preservar otras riquezas y la propia seguridad del planeta.
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