Este artículo se publicó hace 15 años.
Obama ordena el fin de las torturas y las cárceles ilegales
Impone a la CIA el cierre sus prisiones secretas, dicta la clausura de Guantánamo y dispone que se respete la Convención de Ginebra. "Combatiremos el terror de acuerdo con nuestros ideales"
Isabel Piquer
Barack Obama sigue enterrando la era Bush. El nuevo presidente estadounidense ordenó ayer cerrar las cárceles secretas de la CIA, prohibió el uso de la tortura e inició los trámites que durarán hasta un año, para acabar con la prisión de Guantánamo y liberar o juzgar, con las garantías de la ley, a sus 245 prisioneros.
En la Casa Blanca, rodeado de un plantel de generales y almirantes retirados, Obama firmó tres órdenes ejecutivas y una directiva presidencial para acabar con las prácticas arbitrarias de su predecesor.
Acaba con la figura del "combatiente enemigo" creada para violar las leyes
"El mensaje que mandamos al mundo es que Estados Unidos sigue su lucha contra la violencia y el terrorismo", dijo Obama, pero "lo vamos a hacer de acuerdo con nuestros valores y nuestros ideales".
Su orden cierra un número indeterminado de cárceles secretas el New York Times estimaba ayer que menos de cien repartidas por el mundo e ideadas por el equipo de Bush para detener a los sospechosos de terrorismo en la lucha contra Al Qaeda.
La nueva normativa presidencial asegura sobre todo "el respeto de las obligaciones de EEUU con los tratados internacionales, incluida la Convención de Ginebra" y exige a la CIA limitarse a los 19 métodos de interrogatorio que lista el manual del Ejército y que por supuesto no incluye la tortura.
"Podemos aplicar una regla que dice que no torturamos", declaró el nuevo presidente, que acaba así con la figura del "combatiente enemigo" creada por Bush para dejar a los reos en un limbo legal y violar las leyes internacionales.
La decisión de Obama no prohíbe la detención preventiva de sospechosos de terrorismo pero sí su encarcelamiento prolongado. Las resistencias de la CIA, que argumenta la necesidad de prácticas "enérgicas" no augura una fácil aplicación. El nuevo jefe de la agencia, el almirante retirado Dennis Blair, se negó ayer a calificar de tortura la "asfixia simulada", durante su sesión de confirmación, aunque también aseguró que esto "no pasaría" bajo su autoridad.
Obama certificó también el cierre de Guantánamo después de que el martes ya pidiera la suspensión temporal de las comisiones militares. El presidente ordenó el cierre de los distintos recintos carcelarios construidos durante los últimos siete años en la base naval, lo antes posible, "no más tarde de un año", el tiempo de decidir la suerte de los prisioneros.
Muchos serán liberados, otros pasarán al sistema federal pero un pequeño grupo, entre los que se encuentran los cinco principales sospechosos de los atentados del 11-S plantean serios problemas.
Para ello se creará una comisión especial entre los departamentos de Justicia, Defensa, la Secretaría de Estado, la de Seguridad Nacional y la CIA que examinará los casos de los detenidos "que no puede ser transferidos a otros país, que presentan un peligro serio pero no pueden ser juzgados", debido a la naturaleza de las pruebas recabadas contra ellos bajo tortura.
Una cuarta orden se refiere de manera específica al caso del qatarí Ali al Marri, el único "combatiente enemigo" retenido sin derecho a juicio en suelo estadounidense.
Obama ha ordenado una revisión de su caso para determinar si este prisionero tiene derecho a presentar una demanda para exigir su libertad.
En el frente diplomático, Obama, junto con el vicepresidente Joseph Biden, visitó un Departamento de Estado eufórico tras recibir unas horas antes a la nueva Secretaria, Hillary Clinton, como si fuera el mesías. "Necesitaremos instrumentos del siglo XXI" para iniciar "una nueva era" en política exterior, dijo Clinton ante los miles de funcionarios que vinieron a aplaudirla.
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