Este artículo se publicó hace 15 años.
Obama protegerá la identidad de los agentes de la CIA
El presidente visita la agencia en plena polémica sobre los agentes torturadores
Isabel Piquer
La divulgación de informes confidenciales de la CIA en los que se detallan las torturas a las que fueron sometidos sospechosos de terrorismo sigue provocando polémica en Estados Unidos
Abrir a regañadientes la caja de Pandora y tratar de cerrarla al mismo tiempo asegurando que ninguno de los agentes implicados será juzgado por sus actos no ha resultado tan fácil como Barack Obama esperaba. Hasta el punto de que el presidente se sintió obligado ayer a visitar el cuartel general de la CIA para "animar" a sus funcionarios. "No os desaniméis", les dijo Obama. "Es necesario reconocer que hemos cometido algunos errores, así podemos aprender". "Protegeremos vuestra identidad de la misma forma en la que nos habéis protegido", añadió.
Asimismo, durante la visita defendió la publicación de cuatro informes secretos que detallan cómo el anterior Gobierno dio luz verde a la CIA para poner en práctica técnicas de interrogatorio consideradas ahora de tortura. Señaló que la Casa Blanca decidió publicar los informes a petición de un tribunal y tras considerar que sería "muy difícil" diseñar una defensa legal efectiva si optaba por no divulgarlos.
"Actué fundamentalmente en función de las circunstancias excepcionales que rodearon a esos informes", explicó el inquilino de la Casa Blanca, quien añadió que gran parte de la información contenida en los mismos era ya pública.
El New York Times reveló ayer que la agencia se ensañó especialmente con dos miembros de Al Qaeda. Uno es Abu Zubaida, al que sometió un total de 83 veces a la tortura de la asfixia simulada (en inglés, waterboarding) en agosto de 2002, contradiciendo las noticias aparecidas hace dos años según las cuales había confesado tras sólo 35 segundos de interrogatorio. El otro es Khalid Sheikh Mohamed, el supuesto cerebro del 11-S, con el que usó esta técnica 183 veces en marzo de 2003.
Durante el fin de semana, el jefe de gabinete del presidente, Rahm Emanuel, precisó que ni los agentes ni sus responsables corren peligro de ser procesados por obedecer las órdenes del Gobierno de George Bush. "No es el momento de usar nuestra energía y nuestro tiempo mirando hacia atrás", dijo.
Las revelaciones han puesto al Gobierno de Obama entre la espada y la paredNo todo el mundo está de acuerdo. Además de las organizaciones de derechos humanos, algunas voces en el Capitolio han pedido que se haga justicia. "Si nuestros líderes han violado las leyes contra la tortura al ordenar llevar a cabo estas técnicas de interrogaciones sin autoridad legal o creando a sabiendas una ficción legal para justificar la tortura, deberían ser procesados legalmente", ha dicho el demócrata John Conyers, que preside el Comité de Asuntos Judiciales.
Los nombres que más suenan son los de Jay S. Bybee, John C.Yoo y Asteven Braduburry, los abogados del Gobierno Bush que redactaron los informes.
Las revelaciones han puesto al Gobierno de Obama entre la espada y la pared. Por una parte quiere respaldar con actos su denuncia de la tortura, pero por otra no quiere enemistarse ni con la agencia ni con los republicanos. Estos han sido condenado con virulencia la desclasificación del material.
En un editorial publicado en el Wall Street Journal, Michael Hayden, director de la agencia bajo Bush, y Michael Muckasey, ex secretario de Justicia, aseguraron que la consecuencia será "crear una timidez institucional y un miedo a la recriminación que complicarán la labor de los servicios de inteligencia".
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