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Obama reclama a la banca una reforma urgente

El presidente de EEUU insta al Congreso a aprobar sus propuestas este año. 'La historia no puede volver a repetirse', asegura

ISABEL PIQUER

En el primer aniversario de la quiebra de Lehman Brothers, Barack Obama anunció, desde el corazón de Wall Street, el fin de los excesos financieros que hace un año provocaron el descalabro más apabullante del sistema. Lo hizo frente a unos bancos y entidades que prácticamente no han cambiado sus costumbres, en el contexto de una intervención gubernamental que controla el 26% de la economía de EEUU y contra un Congreso, atascado por la reforma sanitaria, que no ha aprobado todavía las medidas regulatorias con las que la Casa Blanca espera evitar otra crisis financiera. Obama instó a la Cámara a aprobar sus propuestas de reforma financiera para finales de este año.

El presidente estadounidense pidió a la banca que no se oponga a un cambio en la regulación del sector. El mandatario quiso recordar la caída brutal del banco de inversión que desató el pánico financiero para lanzar una seria advertencia a las instituciones que, gracias al erario público, han conseguido sobrevivir a la hecatombe: no porque la economía parezca estar despuntando antes de lo previsto se pueden olvidar las lecciones del pasado y volver a la fiesta como si nada.

'La vuelta a la normalidad no puede llevar a la autocomplacencia', advirtió Obama. 'Algunos en la industria financiera están malinterpretando este momento. En vez de aprender las lecciones de Lehman y de la crisis de la que seguimos recuperándonos, eligen ignorarlas (... ). Así que quiero que me escuchen bien: no volveremos a los días de comportamiento imprudente que nos llevó a esta crisis y de un exceso sin control', advirtió. Y por si no había quedado claro, insistió: 'La historia no puede volver a repetirse'.

Obama enumeró las medidas que anunció el pasado julio para controlar el sistema y proteger a los consumidores. Habló de la nueva agencia gubernamental (Consumer Financial Protection Agency), que se encargará de proteger a los estadounidenses que contraten productos de crédito o de ahorro y que se basará en cinco principios básicos: transparencia, simplificación (nada de letra pequeña con cláusulas ambiguas), ecuanimidad, responsabilidad y acceso.

El presidente también se refirió a un 'consejo regulador' que coordinará el trabajo de las distintas agencias federales para evitar que nuevas prácticas y productos financieros se cuelen por 'las rendijas del sistema'.

Durante el pánico del año pasado, los reguladores 'no tenían suficiente autoridad para colmar las brechas' normativas, insistió Obama, ni controlar las entidades que, por su tamaño, podían suponer un riesgo para el sistema, como Lehman o AIG. Por eso, 'cuando empezó la crisis, decisiones cruciales sobre lo que debía ocurrir con algunas de las mayores compañías del mundo, compañías que empleaban a decenas de miles de personas y sumaban billones de dólares en activos, se tomaron en reuniones improvisadas en mitad de la noche. Y por eso tuvimos que recurrir al dinero de los contribuyentes', dijo.

'No volveremos a los días de comportamiento imprudente y exceso sin control', dejó claro Obama

Las brechas, insistió el presidente, 'no sólo se dan dentro de este país, sino también a nivel internacional'. Por eso, dijo, 'EEUU está liderando una respuesta coordinada para promover la recuperación económica y restaurar la prosperidad de las principales economías del mundo'.

El trabajo, aseguró, 'continuará la semana que viene en Pittsburgh durante la reunión del G-20', que tratará de reforzar a nivel mundial los mecanismos reguladores propuestos por la Casa Blanca.


'No me presenté a presidente para rescatar bancos o intervenir en el mercado', subrayó Obama ante las críticas por exceso de intervencionismo y la apatía del Congreso a la hora de concretar en leyes las propuestas presidenciales. En el Federal Hall de Wall Street, Obama presentó la acción de su Gobierno como la de un inversor reticente, inversor que, sin embargo, en estos momentos, controla el 90% de las nuevas hipotecas inmobiliarias, el 60% de General Motors y el 80% de la mayor aseguradora del país, AIG.

Poco antes de la comparecencia de Obama, la mayor asociación bancaria del mundo, el Instituto de Finanzas Internacionales (IFF, en inglés), dejó claro que no quiere limitar las retribuciones de sus directivos. Esta asociación rechazó la iniciativa de algunos miembros del G-20 de poner topes a la remuneración. Charles Dallara, director gerente del IIF, dijo en una rueda de prensa que 'no es factible ni deseable'. La IFF divulgó ayer una carta dirigida a Obama en la que reconoció su responsabilidad en parte de la crisis.

El economista Joseph Stiglitz,ganador del Premio Nobel, se sumó a las críticas contra la banca y señaló que EEUU no ha resuelto los problemas subyacentes de su sistema bancario tras la quiebra de Lehman. 'En EEUU y muchos países, los bancos demasiado grandes para dejarlos fracasar se han vuelto aún más grandes', dijo, según informa Bloomberg.

De otro lado, un juez estadounidense rechazó hoy el acuerdo alcanzado entre Bank of America y la SEC para resolver una disputa sobre los 5.800 millones de dólares en bonos que el banco permitió que Merrill Lynch pagara a sus directivos.

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