Este artículo se publicó hace 15 años.
Obama terminará la retirada de Irak en agosto de 2010
El presidente promete al Congreso transparencia en las cuentas de las guerras
Isabel Piquer
Barack Obama espera retirar las unidades de combate estadounidenses estacionadas en Irak de aquí a finales de agosto de 2010, un repliegue progresivo tres meses más largo que el prometido durante su campaña electoral. El presidente estadounidense debería anunciar su nueva política en la zona en un anuncio formal mañana en la Casa Blanca.
Ya lo dijo el martes en su primer discurso ante el Congreso: "Estamos revisando nuestra estrategia en ambas guerras. Pronto anunciaré un plan para dejar Irak a los iraquíes y acabar este conflicto de forma responsable".
Los analistas apuntaban ayer que ha ganado la solución intermedia: Obama prometió retirar las tropas en 16 meses; en cambio, el secretario de Defensa, Robert Gates, había preparado una opción de 23 meses, hasta enero de 2011, una alternativa que por lo visto prefería el general David Petraeus, que se encargará de supervisar toda la operación.
EEUU tiene ahora 142.000 soldados en Irak, incluidas 14 brigadas de combate. El plan de Obama dejaría sobre el terreno a unos 50.000 hombres para proteger a su cuerpo diplomático, llevar a cabo misiones de seguridad y seguir entrenando las fuerzas iraquíes.
La retirada de Irak permitirá a Washington centrarse en el que considera su auténtico frente en la lucha contra el terrorismo: Afganistán. "Con nuestros amigos y aliados elaboraremos una nueva estrategia para derrotar a Al Qaeda y combatir el extremismo", anunció Obama.
Su intervención en una sesión conjunta de las dos cámaras se centró en levantar la moral de sus compatriotas y preparar a los legisladores para su presupuesto. El presidente quiso dejar claro que el coste de la guerra de Irak quedará reflejado claramente en los gastos de Washington, a diferencia de Bush que siempre se las arreglaba para excluirlo.
"Por primera vez, incluiremos el coste total de la lucha en Irak y Afganistán. Durante siete años hemos sido una nación en guerra, ahora ya no esconderemos su precio", proclamó el mandatario. Cuando el Dow Jones alcanza cada semana nuevos mínimos históricos, Obama se dirigió formalmente a sus compatriotas para tranquilizarlos y asegurarles que saldrán de la recesión.
"Reconstruiremos. Nos recuperaremos y Estados Unidos saldrá fortalecido. El peso de la crisis no determinará el destino de esta nación", aseveró el presidente en un discurso que en algunos momentos recordó las intervenciones radiofónicas de Franklin Delano Roosevelt durante la Gran Depresión y las enardecidas arengas patrióticas de Ronald Reagan.
Cambiar desequilibrios
Durante 50 minutos, Obama repitió lo que lleva diciendo desde que asumió el poder hace algo más de un mes: hay que aprovechar la oportunidad de la crisis para cambiar los desequilibrios heredados de los dos mandatos republicanos, sobre todo en salud y educación.
Obama también anunció sendos recortes en el presupuesto (unos dos billones) cuyo déficit espera ver reducido a la mitad antes de terminar su segundo mandato, y que estos días presentará al Congreso. En ese sentido mandó un mensaje claro al Pentágono: "Eliminaremos el sistema de contratos que ha malgastado miles de millones en Irak y reformaremos nuestro presupuesto de Defensa para no tener que pagar armas de la guerra fría que ya no necesitamos".
El presidente también quiso restaurar la confianza en el maltrecho sistema financiero. "Sé lo impopular que parece ayudar a los bancos en estos momentos, sobre todo cuando todo el mundo padece sus malas decisiones. Os prometo que lo entiendo", aseguró dirigiéndose a los angustiados estadounidenses. "Pero también sé que en tiempos de crisis no podemos permitirnos gobernar con la ira o ceder a las políticas del momento. Nuestro trabajo, mi trabajo es resolver el problema", dijo.
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