Este artículo se publicó hace 14 años.
En los obesos, el tamaño de la aguja es importante
Por Frederik Joelving
En lo que sería otraconsecuencia de la epidemia de obesidad, el aumento del tamañode nuestras cinturas superaría el alcance de las agujas queusan los médicos, dijeron investigadores.
Los autores de un nuevo estudio hallaron que usar una agujaestándar de 2,5 centímetros (cm) para inmunizar a losadolescentes obesos contra el virus de la hepatitis B no tuvoel mismo efecto que con una aguja más larga.
"Mientras la obesidad sigue aumentando en Estados Unidos,necesitamos tomar conciencia de que la atención tradicionaldebe cambiar para proteger a los jóvenes obesos", dijo aReuters Health la doctora Amy Middleman, la coautora delestudio, de la Escuela de Medicina Baylor, en Houston.
En tres años, el equipo vacunó en el hombro a 22 mujeres ya dos varones jóvenes para lo cual usó, al azar, agujas de 2,5y de 3,8 cm.
Cuando se inyectan, las vacunas disparan la producción depequeñas moléculas (anticuerpos), que activan el sistema inmunesi alguna vez nos vuelve a atacar el virus.
En los dos grupos vacunados, la cantidad de anticuerpos eradistinta según la aguja que se había utilizado. En el grupoinmunizado con la más corta, la cantidad de anticuerpos eracasi la mitad.
Aunque todos los participantes estuvieron protegidos delvirus de la hepatitis B, tener menos anticuerpos indica que larespuesta inmunológica será más débil.
"Esto nos proporciona más evidencias de la importancia deusar el tamaño de aguja adecuado, porque ignoramos cuál seríala consecuencia con otras vacunas", dijo Middleman.
Los resultados no son nuevos, dijo el doctor GregoryPoland, que estudia vacunas en la Mayo Clinic, en Rochester,Minnesota.
Durante años, los médicos sabían que las vacunas nofuncionaban tan bien en los obesos, pero se desconocía si eraporque los obesos tienen un sistema inmune débil o porque lagrasa impedía que la aguja llegara a los músculos, donde lasvacunas activan las células inmunes.
La aparición de la vacuna contra la hepatitis B en ladécada de 1980 dio algunas respuestas. Cuando los médicoscomenzaron a usarla, se dieron cuenta de que no protegía aalgunas enfermeras. Se aplicaba en la nalga, recordó Poland, y,allí, la grasa impedía su acción.
En lugar de ingresar al músculo, la vacuna se desintegrabaen el tejido graso, desde donde no tenía posibilidad de activarlas células inmunes. Entonces, los médicos empezaron aaplicarla en el hombro.
Debido a que la obesidad agrava el aislamiento del hombro,"las agujas tienen que ser más largas", dijo Poland. Y esasagujas no son tan desagradables como parecen. De hecho, "sonmenos dolorosas y tienen menos efectos adversos", agregó.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedadesrecomiendan usar agujas más largas en pacientes obesos, pero seignora cuántos médicos cumplen esa indicación o, incluso, si laconocen.
FUENTE: Pediatrics, marzo del 2010 (publicado online el 8de febrero del 2010).
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