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Los obispos eligen presidente entre el diálogo o la línea dura

Los modelos que encarnan Blázquez y Rouco se someten desde hoy al examen de la jerarquía

MIGUEL ÁNGEL MARFULL

El pasado 31 de enero, los obispos pedían de manera implícita el voto para el PP. El interés de la jerarquía católica española relegaba a un segundo plano otra votación sobre la que se manifestaron con menos vehemencia aunque, en teoría, les afecta directamente. Los obispos eligen desde hoy al nuevo presidente de la Conferencia Episcopal por un periodo de tres años.

No hay candidatos, siglas, ni programas. Tampoco son necesarios, porque en su hermético colegio de electores a puerta cerrada—tienen derecho a voto 76 prelados— hay poco lugar para esconder intenciones. Dos modelos se enfrentan en estas elecciones. Ambos son igualmente conservadores, pero difieren en las formas. El diálogo y la apuesta por la discreción que ha liderado el actual presidente, Ricardo Blázquez, frente al gusto por la cercanía al poder político —del PP— que disfrutan Rouco, Cañizares o García Gasco.

¿Quién será elegido? preguntaba un periodista al portavoz episcopal, Juan Antonio Martínez Camino en enero. “No lo sé”, fue la respuesta.

Sin dejarse condicionar

Mañana podría conocerse el nombre. Una norma no escrita otorga a cada presidente de la Conferencia Episcopal un segundo mandato de tres años. Amparándose en esta práctica, Martínez Camino sí deslizó por primera vez, sin embargo, una pista concreta: “Lo normal es que se reelija al actual presidente”. Los obispos harán “lo que tengan que hacer sin dejarse condicionar”, despejó su portavoz, catapultado al poder por el sector más inmovilista del episcopado, que encabeza Rouco Varela.

Quizá por eso, Martínez Camino recordó también que ha habido “precedentes” —sólo uno en toda la historia de la Conferencia Episcopal— en los que no se ha respetado este uso. El portavoz rescató de su memoria el nombre de ese antecedente: Fernando Quiroga Palacios, arzobispo que fue de Santiago de Compostela, primer presidente de la Conferencia Episcopal y el cardenal que describió a Franco como un líder “elegido por Dios para reafirmar nuestra fe católica”.

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