Este artículo se publicó hace 17 años.
Océanos en peligro
Sólo el 0,1% de la superficie marina se beneficia de algún tipo de protección legal.
Si el lince ibérico fuera un animal marino, hace años que estaría extinguido. El mar, al contrario que la tierra firme, permanece en un segundo plano en la batalla por la conservación de la biodiversidad. A pesar de las crecientes amenazas que se ciernen sobre los océanos, sólo el 0,1% de su superficie se beneficia de algún tipo de protección. El restante 99,9% se encuentra abandonado a su suerte frente a la acidificación, el cambio climático, la sobrepesca y la contaminación.
El último informe del Worldwatch Institute, realizado por un equipo de expertos de la Unidad Científica de Greenpeace en la Universidad de Exeter (Reino Unido), dibuja un panorama agónico para la fauna marina. Un ejemplo de la actual situación es la desaparición del 90% de los grandes peces predadores -tiburones, peces espada y atunes-, víctimas de la pesca indiscriminada desde la década de los cincuenta.
"Es una aniquilación silenciosa, porque no nos damos cuenta de lo que está ocurriendo hasta que es demasiado tarde", apunta el científico del Instituto Español de Oceanografía Francisco Sánchez. Este investigador fue el responsable del estudio de El Cachucho, una montaña submarina, situada a 65 kilómetros al norte de Ribadesella (Asturias), que se convertirá en el primer parque natural sumergido de España. Otras zonas -como el Cabo de Palos, el Canal de Menorca y El Cabo de Creus- seguirán, probablemente, el camino de El Cachucho, pero, incluso así, España únicamente habrá catalogado como reservas marinas el 1% de sus aguas, una cifra muy alejada del objetivo del 10% fijado por la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible en 2002.
La excesiva burocracia -en la catalogación de una reserva marina chocan las competencias y los diferentes intereses de los ministerios de Medio Ambiente y Agricultura, Pesca y Alimentación- provoca la ‘oxidación' de este proceso.
"La protección de las áreas marinas se ha dejado de lado", asegura Ricardo Aguilar, director de investigación de Oceana. "Es como si el Ministerio de Agricultura controlara la catalogación de reservas en tierra firme", añade. Worldwatch y Greenpeace piden en su informe que se proteja el 40% de los océanos de la explotación humana. Pero Aguilar pone los pies en el suelo: "Por lo menos, deberían cumplir el 10% que se firmó en su momento".
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