¿Es partidario de rebajar la edad penal?

No creo que deba modificarse, aunque no me cierro a un debate serio, profundo, científico, que aproveche los datos empíricos que tenemos y en el que participen juristas y pedagogos para establecer la cronología penal.

¿Olvida la sociedad que la finalidad, con menores más aún, no es el castigo sino la rehabilitación?

Ahora no estamos hablando ni siquiera de menores, es algo más. Es delincuencia infantil. Y hay que tener claro que ninguna medida con estos menores impide una tutela y una defensa de las víctimas directas e indirectas.

¿Qué responsabilidad deben asumir las familias?

Es indispensable su implicación en todos los procesos educativos con estos menores. Sin ellos, es imposible.

La memoria de la Fiscalía del TSJA ya apunta a un aumento cualitativo de la delincuencia juvenil.

Hemos trabajado en ese sentido, y hemos referido los saltos cualitativos que ha habido, así como el mayor uso de las nuevas tecnologías y la importancia de la figura del espectador de la violencia.

¿Casos como los de Baena o Isla Cristina apuntan a un fenómeno creciente?

Lo primero para evitar cualquier problema es conocer su origen, no especular. ¿Una menor limitación cronológica de la edad penal nos permite conocer el problema? Lo importante es saber por qué ocurren estos hechos, cuántos casos hay. Y por qué se producen. Hay un icono, una imagen clave, a partir del cual entendimos que algo había cambiado: aquellos dos chicos saliendo del supermercado en Liverpool con el niño [los dos niños de 10 años que torturaron hasta la muerte a otro de 2].