Este artículo se publicó hace 12 años.
Olivos milenarios y centenarios, "fósiles" que aún nos regalan su aceite
Las aceitunas de los olivos milenarios y centenarios que habitan la ciudad financiera del Grupo Santander -entre los "fósiles" vivientes más viejos del país- se recolectan una a una para no dañar el árbol y, antes de dos horas, llegan a la almazara para producir un aceite de calidad.
Ubicada en Boadilla del Monte (Madrid), la ciudad ocupa 240 hectáreas, el doble que el parque del Retiro (el pulmón verde de la capital), pero solo está edificado el 30 % del terreno que, además, alberga un millón de arbustos y 21.000 árboles de 300 especies distintas.
Entre los olivos más viejos del lugar se encuentran "Forcis", plantado en el año 702 después de Cristo y con un peso de 14 toneladas, y "Gerión", que ha cumplido 1.620 años, según las dataciones hechas por la Escuela de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid.
"Las aceitunas de estos árboles se separan por variedades, de modo que los milenarios (once), los centenarios (unos 400) y los de procedencia árabe tienen producción propia", explica en una entrevista con Efe Manuel Sánchez, responsable de paisajismo de la ciudad financiera.
Incluso, se sacan producciones de un solo árbol milenario para regalos a clientes muy especiales.
En 2011, se produjeron 1.400 litros de aceite del más de millar de olivos plantados, de los cuales 420 son singulares por su antigüedad. La producción se embotella en una almazara de Carabaña (Madrid).
Aunque muchos proceden de distintas partes de España -de la Alpujarra granadina, la Sierra del Maestrazgo (Tarragona), Extremadura o Andalucía- en los últimos tiempos Sánchez ha adquirido casi dos centenares de olivos de Calabria (Italia), de entre 500 y 600 años de edad, en una zona donde los agricultores los están talando para venderlos como madera y, después, plantar en el terreno limpio una variedad de productos de mayor valor añadido.
Y es que en esta parte del mundo los olivos no se plantan con intención de sacar aceite. Alcanzan entre 25 y 30 metros de altura y sus ramas son entrelazadas para formar una cúpula vegetal que da sombra y cobijo a otras plantas, según el paisajista, responsable del mantenimiento de las zonas verdes y coberturas vegetales de los tejados de la ciudad, las de mayor extensión de Europa.
Suman 28.000 metros cuadrados de parterres coloristas de gramíneas, tomillo, lavanda, jaras y artemisa.
Los olivos de Calabria fueron transportados a Madrid en barcos y trailers, por lo que su altura no es superior a los trece metros (máxima longitud de un camión), y la intención es que el próximo año también den aceite centenario.
Los olivos milenarios y centenarios de Italia, España y Marruecos, que antes de "mudarse" a Boadilla fueron sometidos a un periodo de adaptación de dos años en otros lugares, "han sufrido mucho, estuvieron en condiciones muy descuidadas".
Ahora, añade, reciben atención individualizada para que estas "esculturas vivas" sigan creciendo.
La idea de Sánchez es que en el plazo de dos años, esta especie de jardín botánico forme un paisaje "estabilizado y maduro", en un lugar del que "se partió de cero" en 2004.
Actualmente, setenta hectáreas están siendo reforestadas con más de 14.000 árboles para zonas de ocio de los 6.700 empleados de la ciudad financiera (más 1.500 trabajadores externos).
Una de las curiosidades de este espacio, salpicado de manchas húmedas artificiales, son los dos pequeños estanques en los que conviven 28 ejemplares de kois (carpas japonesas), traídas directamente de Japón y poseedoras de "pedigrí" o certificados que garantizan su pureza genética.
Todos ellos, cotizados en el país oriental por su valor ornamental y poder de relajación, están bautizados con el nombre de países donde el Santander tiene implantación. Cada uno de ellos supera ampliamente los 2.000 euros de precio.
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