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La ONU cifra en 400.000 los refugiados de Kirguistán

Reuters

Los improvisados campos surgidos a ambos lados de la frontera entre Kirguistán y Uzbekistán acogen a unos 400.000 refugiados que han abandonado sus casas por la violencia étnica, dijo el jueves la ONU, y la tensión se mantiene en la zona.

Muchos refugiados carecen de la asistencia básica y temen nuevos ataques. En uno de los campos, las casas de barro estaban atiborradas con decenas de personas, mientras que muchos más tenían que dormir al raso.

Al menos 191 personas han muerto desde el 10 de junio en el sur de Kirguistán en enfrentamientos étnicos entre kirguisos y uzbecos. El Gobierno kirguís asegura que la cifra de muertos es mucho mayor.

En Osh, escenario de los peores enfrentamientos, los habitantes de barrios uzbecos levantaron barricadas por temor a que aumentase la violencia, estableciendo líneas de demarcación que los separasen de los kirguisos.

El Ejército ha establecido puestos de control alrededor de Osh pero, en general, la presencia de seguridad era baja. Bandas de hombres con AK-47 patrullaban las calles, pero no estaba claro a quiénes apoyaban.

Varios uzbecos fueron atacados el jueves tras cruzar al lado kirguiso para visitar un hospital, según indicaron observadores en el terreno.

"Es extremadamente tenso (...) Los uzbecos y los kirguisos están completamente separados", dijo durante una visita a Osh Ole Solvang, observador de Human Rights Watch.

Osh es la segunda ciudad de este país situado en el centro de Asia y está muy próxima a la frontera con Uzbekistán. Kirguistán, donde tanto Estados Unidos como Rusia tienen bases aéreas, ha sido escenario de numerosos disturbios desde que una revuelta en abril derrocase a su presidente, Kurmanbek Bakiyev, y llevase al poder a un Gobierno interino.

Las nuevas autoridades, que no han sido elegidas formalmente, han convocado un referendo para el 27 de junio sobre algunos cambios constitucionales que dicen que democratizarían el país. El Gobierno emitió un decreto diciendo que sólo cancelaría la consulta si todo el país estuviera en estado de excepción, o si se aplicara en regiones en las que viviese más de la mitad de todo el electorado.

Los nuevos dirigentes necesitan la votación para afianzar su mandato y han estado emitiendo propaganda constantemente en la televisión local, pero dijeron que no podían garantizar el final de la violencia.

ACNUR dijo en un comunicado que 300.000 refugiados están en el lado kirguís, citando información proveniente del Gobierno interino y de algunas ONG sobre el terreno. Otros 100.000 consiguieron pasar a Uzbekistán desde la semana pasada, añadió. La población de Kirguistán es de 5,3 millones.

"Al parecer se han producido enfrentamientos esporádicos alrededor de la ciudad de Jalalabad y la situación allí es tensa", informó la agencia de la ONU en un comunicado. Jalalabad está próxima a la frontera en el suroeste del país.

"YA NO CONFIAMOS"

En uno de los campamentos, los refugiados hacían cola para recibir pan. Muchos eran mujeres y niños, algunos con heridas en los pies. Hervían y bebían agua turbia procedente de un estanque en el pueblo.

"Ya no confiamos en los kirguisos", dijo Mavlyuda Abdrajmanova, de 43 años.

Muchos otros se han quedado escondidos en los campos sin apenas agua ni comida, afirmaron.

Rusia y Occidente temen que la inestabilidad en la antigua república soviética pueda crear un refugio para integristas islámicos, en una región situada en una importante ruta del tráfico de drogas procedentes del cercano Afganistán.

La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, habló el jueves por teléfono con la líder del Gobierno interino, Roza Otunbayeva, para abordar el conflicto, según señaló el gobierno interino en un comunicado.

que envió tropas al país en 1990 para sofocar un conflicto similar cuando la región aún formaba parte de la Unión Soviética - se ha negado a intervenir esta vez, describiéndolo como un asunto interno.

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