Este artículo se publicó hace 16 años.
La ONU pide consenso internacional para la producción de los biocarburantes
El secretario general de la ONU, Ban ki Moon, pidió hoy en Roma un consenso internacional para la producción de los polémicos biocombustibles, a los que se atribuye una parte de la responsabilidad en la actual crisis alimentaria mundial.
Moon expresó su petición en una rueda de prensa con motivo de la cumbre sobre seguridad alimentaria convocada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que reúne desde ayer a numerosos líderes mundiales, y cuyos trabajos terminarán mañana.
El llamamiento al consenso de Moon responde a la complejidad que platea el uso como combustible de los bioalcoholes, fabricados a partir de cereales, entre ellos el maíz, u otros cultivos, como la caña de azúcar.
Diversos estudios indican que los biocarburantes han influido entre un 2 y un 15 por ciento en el encarecimiento de los alimentos a nivel mundial, cuyo precio ha subido un 55 por ciento desde junio del año pasado.
La crítica hacia los biocombustibles es de amplio espectro y va desde el aspecto económico al de orden moral, como la condena dictada por el relator de los derechos humanos, Jean Ziegler, que los considera "un crimen contra gran parte de la Humanidad".
También alcanza el orden ecológico, ya que muchas organizaciones niegan sus virtudes a la hora de reducir las emisiones de gases con efecto invernadero o provocar nuevos problemas como el excesivo uso de agua para la agricultura.
Por todo ello, Moon dijo que es "clave" encontrar un "consenso" en las políticas de producción de biocombustibles y explicó que es necesaria una "mayor investigación" para conocer su "impacto" en el precio de los alimentos.
"Se ha hablado de los biocarburantes en el curso de la cumbre, pero no se puede decir que tengamos una evaluación de su impacto. Debemos establecer un consenso para que en materia de biocarburantes se tenga en cuenta la seguridad alimentaria y las exigencias energéticas", afirmó.
Para uno de sus mayores defensores, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, los biocombustibles son como el colesterol, "lo hay bueno y lo hay malo", según dijo ayer durante su intervención en la cumbre.
El secretario de Agricultura de México, Alberto Cárdenas Jiménez, coincidió hoy con Lula al hacerse eco de su expresión y asegurar que "hay un etanol bueno y un etanol malo".
El biocarburante bueno es, según Cárdenas, el de Brasil, que se produce con caña de azúcar y no altera el precio de los alimentos, por lo que anunció que México también va a empezar a producirlo.
El etanol malo es, a su juicio, el que fabrican EEUU y la UE, ya que lo hacen con cereales, con lo que sacan los alimentos básicos del mercado alimentario y promueven su encarecimiento.
EEUU dedicó el año pasado 54 millones de toneladas de maíz a producir etanol, este año destinará 76 millones y el año próximo 101 millones de toneladas.
Además, EEUU y la UE otorgan subvenciones a los agricultores que los cultivan, lo que "distorsiona" los mercados y "está en contra de las reglas del libre comercio", según manifestaron en sus discursos los dirigentes de los países en desarrollo.
El secretario de Agricultura de EEUU, Ed Schafer, rechazó las críticas al asegurar que los biocarburantes de su país "no se hacen a costa de otros cultivos" y afirmar que incluso la exportación de maíz norteamericano ha aumentado.
Schafer minimizó, además, el peso de los biocumbustibles en la subida del precio de los alimentos al situar su impacto en torno a un 3%.
El problema para la FAO es que en este momento "la oferta y la demanda (alimentaria) está tan ajustada que cualquier problema provoca un desastre, sea el problema natural de un ciclón o una sequía o sean los biocombustibles", declaró a EFE el español José María Sumpsi, subdirector general de esa organización.
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