El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, reiteró hoy su llamamiento al Gobierno de Pakistán para que regrese al "orden democrático" y ponga en libertad a las numerosas personas detenidas desde que el pasado fin de semana se impuso el estado de excepción en el país.

El portavoz de la ONU, Farhan Haq, aseguró que las nuevas detenciones efectuadas en las últimas horas y la imposición de un arresto domiciliario a la ex primer ministra Benazir Bhutto renuevan la preocupación del secretario general de la organización, Ban Ki-moon.

"El secretario general sigue instando a las autoridades pakistaníes a que liberen inmediatamente a los detenidos, eliminen las restricciones a los medios y tomen pronto pasos para volver a un orden democrático", dijo Haq en respuesta a preguntas de la prensa sobre la situación en el país asiático.

El portavoz aseguró que Ban mantiene las críticas que expresó el pasado lunes a las acciones del presidente de Pakistén, el general Pervez Musharraf, que provocaron una inmediata protesta oficial de la Misión de Pakistán ante la ONU por considerarlas una intromisión en "un asunto interno".

"A principios de esta semana expresamos nuestra preocupación ante estos acontecimientos y el secretario general, en particular, dijo estar muy disgustado por las detenciones de cientos de activistas de derechos humanos y opositores", señaló Haq.

"Esa misma preocupación que expresamos entonces se aplica a los cientos de arrestos que se han producido a lo largo del día de hoy", agregó.

El portavoz de la ONU aseguró que la organización multilateral está tratando de obtener más información sobre la situación legal de Bhutto, que se encuentra encerrada en su residencia en Islamabad por un cordón de unos 200 agentes que le impidieron la salida cuando se disponía a acudir a una marcha de protesta.

El arresto domiciliario de la líder opositora ha deteriorado todavía más la grave situación que vive el país desde que Musharraf declaró el pasado sábado el estado de excepción bajo el argumento de que el país vive en medio de una amenaza terrorista.

Ante la creciente protesta de amplios sectores de la sociedad a la medida, el Gobierno ha puesto todo su empeño para que la marcha contra Musharraf que organizaron los seguidores de Bhutto no se celebre y ha desplegado a 6.000 agentes en la ciudad de Rawalpindi (vecina de Islamabad) para evitar la manifestación de las fuerzas opositoras.

Allí, las fuerzas de seguridad han lanzado gas lacrimógeno contra los manifestantes del Partido Popular de Pakistán (PPP) de Bhutto para abortar la protesta.