Este artículo se publicó hace 14 años.
Opacidad y abusos en la ayuda regional europea, según el Financial Times
Sólo un 10 por ciento de los 347.000 millones de euros que la UE destina a ayudar a las regiones más pobres de Europa han llegado a desembolsarse, según documentos internos obtenidos por el Financial Times, que ponen además de relieve irregularidades y abusos en la aplicación del programa.
Los miles de millones de euros restantes de los llamados fondos estructurales y de cohesión están sin utilizar porque los gobiernos nacionales, en dificultades presupuestarias, no consiguen aportar sumas equivalentes, condición imprescindible para lograr esas ayudas de Bruselas, añade el diario.
Los 347.000 millones de euros es la suma asignada para un período de siete años que terminará en 2013, y cuando se ha superado ya el ecuador de ese período, sólo se han desembolsado 35.000 millones.
Los funcionarios de la UE sospechan, además, que decenas de millones de euros mientras tanto han ido a parar al crimen organizado, incluida la mafia italiana, señala el periódico.
Una investigación de los fondos estructurales de la UE llevada a cabo por el diario británico junto al Buró para el Periodismo de Investigación resalta una serie de problemas sobre el modo en el que se administra el programa.
La complejidad de la financiación impide una supervisión central eficaz de cómo los receptores emplean los fondos.
El diario británico sólo logró crear una base de datos para analizar la forma de gastarse esos fondos bajando en internet más de 600 archivos nacionales en 21 idiomas.
Algunas de las mayores multinacionales, entre ellas IBM, Nokia Siemens, McDonalds y Coca-Cola, han recibido dinero de ese programa, que, sin embargo, se destina en principio a la pequeña y mediana empresa.
Otras empresas están sirviéndose de los fondos de la UE para trasladar sus fábricas a países donde la mano de obra es más barata, pese a que está expresamente prohibido por Bruselas.
Entre los beneficiarios, según el periódico, figuran también Fiat, H&M y British American Tobacco, que ha recibido de la UE y de los fondos nacionales 1.600 millones de euros para ayudarla a financiar la construcción de una fábrica de cigarrillos al mismo tiempo que la UE gasta miles de millones en tratar de que los ciudadanos dejen de fumar.
Casi todos esos proyectos, dice el periódico, son perfectamente legales pero, juntos, presentan un panorama que parece haberse desviado mucho del objetivo inicial del programa de ayuda regional.
Según el diario británico, el programa de fondos estructurales ha desarrollado un aparato burocrático de gran opacidad, que impide al contribuyente saber cómo se gasta el dinero.
La Comisión da distintas razones por las que la mayor parte de los fondos estructurales está sin utilizar, entre ellas el tiempo que transcurre entre la selección de los proyectos, el desembolso del dinero asignado y su devolución por Bruselas.
"No somos un banco que tiene que presentar un balance en cualquier momento", explicó al Financial Times el comisario de Asuntos Sociales, Laszlo Andor.
Durante esta semana, el diario británico examinará detalladamente los problemas relacionados con la aplicación concreta de ese programa comunitario.
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