Este artículo se publicó hace 14 años.
La oposición de Kirguistán forma un Gobierno interino
La ex ministra Otunbáyeva se autoproclama presidenta
Una revuelta popular aupó al poder al presidente de Kirguistán, Kurmanbek Bakíyev, y otra lo ha derrocado cinco años más tarde. Bakíyev rechazó ayer dimitir, pero admitió que ya no controla el país. La oposición no se inmutó ante su negativa: respaldada por las Fuerzas Armadas, disolvió el Parlamento y anunció la formación de un Gobierno interino que permanecerá en el poder seis meses.
"Anuncio que, como presidente, no he renunciado ni renunciaré", dijo Bakíyev desde la ciudad de Osh, capital de Jalal-Abad, la única región de la república centroasiática donde retiene el control. La oposición respondió de inmediato. "Jalal-Abad es una décima parte del país y nosotros controlamos el resto. No permitiremos una guerra civil", señaló Temir Saríev, el nuevo viceprimer ministro.
El jefe de Estado depuesto controla sólo el 10% del país, pero rehúsa dimitir
Bakíyev se refugió en Osh, su ciudad natal, poco después del derramamiento de sangre causado por las fuerzas de seguridad en Bishkek. Al menos 68 personas murieron y 520 resultaron heridas, en su mayoría por la policía, que disparó contra los manifestantes antigubernamentales.
La ex ministra de Exteriores, Rosa Otunbáyeva, se autoproclamó presidenta del Gobierno provisional, surgido de "una revuelta popular para pedir justicia y democracia".
Otunbáyeva advirtió que Bakíyev y otros altos cargos serán procesados por la masacre. Sin embargo, una de las primeras medidas del Ejecutivo interino fue ordenar a la policía que abriese fuego contra los saqueadores que ayer intentaban sacar provecho del caos reinante en las calles de Bishkek.
El nuevo Ejecutivo ordena abrir fuego en la capital contra los saqueadores
Según un reportero de Reuters, los agentes de policía acataron el mandato: a última hora de la tarde, se escuchaban disparos procedentes del principal mercado de la capital kirguís, uno de los objetivos elegidos por los ladrones.
Reconocimiento de Moscú
Washington y las Naciones Unidas dudaban ayer si reconocer o no a las nuevas autoridades. En cambio Moscú, decepcionado con Bakíyev por negarse a cerrar la base aérea de EEUU en Manás, ofreció su apoyo a Otunbáyeva. El Kremlin anunció anoche que mandó dos compañías de paracaidistas a Kirguistán "para proteger a sus ciudadanos" y especialmente la base militar que opera en el país.
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