Este artículo se publicó hace 16 años.
La orquesta de las especies
Los humanos se comunican con los animales a través de la música y sólo ellos, junto a las ballenas, los delfines y los pájaros, son los que pueden aprender nuevos sonidos, según el ornitólogo y músico David Rothenberg, quien recalca que los pájaros cantan, sobre todo, porque les gusta y sienten placer.
Cantan por supuesto para delimitar el territorio y durante el cortejo, pero no sólo eso, es más complejo; si no, ¿cómo se explicaría que los pájaros dediquen tanto tiempo a cantar y que, incluso, los machos lo sigan haciendo después del cortejo?
Para Rothenberg, profesor de filosofía y autor de varios libros, entre ellos ¿Por qué cantan los pájaros (2005)?, "la evolución ha creado la necesidad de cantar y los pájaros lo necesitan hacer".
En una entrevista con la Agencia Efe, Rothenberg ha explicado que la mayoría de los pájaros sólo pueden aprender sonidos en los tres primeros meses de vida, pero hay otros, los que hacen silbidos "más complejos" que lo pueden hacer toda la vida.
Éstos son los canarios, mirlos y ruiseñores, según ha señalado Rothenberg, quien ha detallado que los científicos conocen qué parte del cerebro activan estos animales cuando están aprendiendo, algo que "podemos equiparar con la mente humana".
Los canarios, además, cuando aprenden nuevos sonidos generan en el cerebro nuevas células -esto pasa también en otras especies-, y éstos, al igual que otros tipos de pájaros, organizan algo parecido a las melodías, ritmos y hacen variaciones, como en la música.
De las ballenas se tiene un conocimiento inferior, pues es más difícil su estudio, pero lo que está claro es que ambos hacen sonidos que se asemejan más a la música que al lenguaje y, además, "si se acelera el sonido de una ballena, éste se parece al de un pájaro".
Este escritor, quien ha venido a España invitado por CosmoCaixa, ha indicado que "la música que hacen las ballenas no podemos intentar traducirla a un lenguaje como el nuestro" y ha aclarado que éstas hacen una variación -sonidos más altos y más bajos- similar a la de los humanos.
Rothenberg ha insistido en que la mayoría de los animales no aprenden sonidos nuevos, si no que reproducen aquellos que provienen de las habilidades con las que nacen, no pasa así con delfines, pájaros y ballenas, de las que se sabe que tienen un tipo de neurona que sólo se encuentra en "animales con emociones más fuertes y complicadas, parecidas a las de los primates superiores".
Los hombres y las mujeres se comunican con los animales por la música.
Rothenberg ha afirmado que los animales se implican con los sonidos que hacen los humanos, aunque "el significado real de esto no lo sabemos".
En uno de sus experimentos, este músico de jazz, toca el clarinete delante de un pájaro, el cual imita sus sonidos a modo de respuesta.
"Lo mejor es escoger un instrumento que uno sepa tocar, aunque lo principal es escuchar e intentar hacer algo juntos, algo distinto que no pueda hacer uno y otro a solas", en definitiva, "hacer música entre las especies", ha remachado Rothenberg, quien ha admitido que "a algunos le puede parecer cosas de locos, pero lo cierto es que nosotros actualmente estamos aceptando más sonidos como música".
Rothenberg no sabe si habría algún tipo de música que los animales no tolerarían y ha dicho que "hay que intentar las cosas y ver, aunque quizás algo terriblemente alto no les guste".
En este sentido, ha relatado que unos científicos en Canadá hicieron una prueba con un puercoespín dormido, junto al que ejecutaron un sonido muy grave, con un cuerno, y aún así, el animal no se despertó.
Este profesor ha concluido que los humanos identificamos el canto de los pájaros y sonidos de algunas especies con la felicidad porque "necesitamos la música para ser felices", aunque ha criticado que "no prestemos la atención suficiente al canto de los animales".
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