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El padrastro que le clavó las agujas a un niño brasileño confiesa que lo dormía con vino

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El brasileño que le incrustó decenas de agujas de coser a su hijastro de dos años de edad confesó ayer a un canal de televisión que antes de clavarlas en su cuerpo dormía al pequeño con vino y reiteró que hizo todo para vengarse de su esposa.

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"Servía un poco de vino bien fuerte, lo mezclaba con un poco de agua y se lo daba al niño, que lo bebía y se desmayaba, y entonces le colocaba las agujas", declaró Roberto Carlos Magalhães Lopes, en una entrevista con el programa "Fantástico" del canal Globo.

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"Fue una idea muy loca", apuntó el agresor, quien confesó que le clavó las agujas al niño "dos o tres veces por semana" durante un mes con la intención de "matarlo" y "golpear" así a la madre, con la que dijo que "peleaba todo el tiempo, todos los días".

El caso conmovió a los brasileños y, por medidas de precaución, la policía trasladó ayer a Magalhães Lopes desde la comisaría en que estaba recluido, en la localidad de Ibotirama, en el estado de Bahía, a un sitio con más seguridad y que no fue dado a conocer.

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Según la policía, algunos vecinos de la comisaría habían dicho que estaban dispuestos a linchar al hombre y a dos mujeres que han sido también detenidas y de las que se sospecha que participaron en las torturas infligidas al pequeño.

El niño continúa ingresado en un hospital de Salvador, capital de Bahía, donde ayer comenzó a alimentarse con normalidad y a respirar sin auxilio de aparatos, según informaron los médicos.

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El pasado viernes fue sometido a una intervención quirúrgica en la que le fueron retiradas cuatro agujas, que estaban alojadas cerca del corazón y de los pulmones.

Los médicos han dicho que durante los próximos días deberán realizar otra operación para extraer otras agujas que se encuentran en las proximidades del abdomen, la vejiga y el aparato digestivo.

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Hasta ahora, los responsables por la atención del pequeño no han podido determinar cuántas agujas le fueron clavadas.

Inicialmente se habló de unas 50, luego de 42 y ahora se cree que fueron 31, por lo que aún tendría, por lo menos, 27 agujas dentro de su cuerpo.

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