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Pagan 1,3 millones de euros por una colección de dibujos de "Winnie the Pooh"

EFE

Una colección de dibujos del osito Winnie the Pooh, que incluye 42 ilustraciones originales del británico Ernest Howard Shepard, se vendió hoy por 1,2 millones de libras (casi 1,3 millones de euros) en una subasta de Sotheby's en Londres.

El lote más caro resultó "Él siguió la pista, y Piglet corrió detrás de él", una obra de Shepard (1879-1976) que se remató en 115.250 libras (cerca de 123.318 euros).

Ese trabajo, que dobló su precio estimado, batió el récord de un dibujo del ilustrador inglés, conocido por sus animales personificados, que anteriormente se fijaba en 110.000 libras (117.700 euros).

También destacó la ilustración "Bump, bump, bump - subiendo las escaleras", perteneciente al último capítulo de Winnie the Pooh, que se adjudicó por 97.250 libras (104.060 euros).

Philip Errington, especialista de Sotheby's en literatura infantil, se declaró "encantado" con el resultado de la puja, al subrayar el "atractivo mundial" del osito.

La colección está formada por obras que datan de los primeros tiempos de Winnie the Pooh, protagonista de varios libros del escritor inglés Alan Alexander Milne (1882-1956), que fueron adaptados por Walt Disney y se convertieron en referente infantil para generaciones de todo el mundo.

Además de las ilustraciones y otros artículos, la subasta ofreció un ejemplar de la primera edición de Winnie the Pooh imprimida en EEUU, del año 1926, que incluye un verso del escritor dedicado al ilustrador y que se vendió por 39.650 libras (42.425 euros).

Winnie the Pooh es un oso de peluche que vive en el Bosque de los Cien Acres, en una casa construida dentro de un árbol que tiene un letrero de letras doradas sobre su puerta, en el que dice "Sanders".

Pooh se pasa la vida suspirando, se muere por un tarro de miel y, aunque su ser más querido es un niño que se llama Christopher Robin, está siempre rodeado de sus amigos animales, como el cerdito Piglet, el conejo Rabbit, el tigre Tigger y el burro Igor.

Milne se inspiró en una vivencia real para crear el personaje de Winnie the Pooh.

De hecho, Winnie era un cachorro hembra de oso negro que terminó en Londres en 1914, cuando un veterinario de las tropas canadienses destinadas a Europa en la I Guerra Mundial se la comprara por 20 dólares a un trampero que había matado a la madre del animal.

El veterinario le puso el nombre de Winnie por su ciudad de origen -Winnipeg- y a su paso por Londres decidió dejarla en el zoo de la ciudad con la idea de recogerla al final de la guerra.

En 1918 volvió, pero Winnie se había adaptado muy bien a su nuevo hogar y decidió dejarla en la capital británica, aunque regresó a visitarla en varias ocasiones hasta que la osa murió en mayo de 1934.

Antes, la osa -a la que le gustaba la leche condensada y no la miel como al personaje de ficción-, entabló una relación especial con un niño de 5 años llamado Christopher Milne, a quien los cuidadores dejaban entrar en la jaula para jugar con ella.

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