Este artículo se publicó hace 14 años.
Países latinoamericanos gestionan un hospital modélico en Haití
Médicos de Cuba, España, Colombia y Chile gestionan un hospital modélico en Haití, en un ejemplo de integración latinoamericana para afrontar las necesidades sanitarias generadas por el terremoto del pasado día 12.
El Hospital de la Paz era tras el terremoto poco más que un depósito de cadáveres y heridos mezclados en el más absoluto desorden y suciedad.
Hoy diagnostican, operan, curan y hasta gestionan el hospital cuatro equipos de cubanos (80 personas), españoles (47), colombianos (15) y chilenos (12), que han formado un ejemplar equipo de colaboración y eficiencia.
El médico internista cubano Carlos Guillén cuenta cómo consiguió imponer un poco de orden en aquella algarabía de enfermos y familiares: subido en una mesa pregonó que llegaba otra réplica de seísmo y que el hospital se iba a caer porque todo estaba lleno de grietas (lo cual era mentira). Todo el mundo salió corriendo, y así pudo comenzar de cero, empezando por limpiar las salas.
Los cubanos, presentes en Haití desde hace diez años, fueron los primeros en llegar a un hospital donde ni siquiera sus propios médicos o los directores acudían a trabajar en los primeros días tras el terremoto.
Tras los cubanos llegaron los españoles, colombianos, chilenos y mexicanos (que ya partieron): se había convertido espontáneamente en un hospital latinoamericano.
Los españoles observaron de inmediato que había dos fallos que impedían el normal desarrollo del hospital: la suciedad y el descontrol en las entradas, y el equipo de la Agencia Española para la Cooperación Internacional y el Desarrollo contrató brigadas de limpieza y de seguridad que aún funcionan en el establecimiento, explica Ervigio Corral, responsable sanitario del equipo español.
"Es maravilloso, hemos logrado lo que la misma Organización Mundial de la Salud tarda años en conseguir: aquí cada cual aporta lo que tiene y nos complementamos perfectamente", continúa Guillén.
Españoles y cubanos se ocupan de casi todas las especialidades médicas, mientras que los colombianos aportan toda el agua del hospital con una planta potabilizadora, se encargan de la cocina y el reparto de comidas, y también de la recogida de residuos; los chilenos, por último, han tomado en sus manos la gestión del centro y la coordinación con otros hospitales.
El Hospital de la Paz se ha convertido en estos diez días en un modelo de coordinación y eficacia -lo que más falta en el Haití post-seísmo-, hasta el punto que fue mostrado con orgullo a Mirta Rosas, directora de la Organización Panamericana de Salud, en su reciente visita a la capital.
"Nunca en su historia ha tenido este país tantos especialistas juntos -reflexiona el anestesista español Pablo Baltanás-, pero esto no puede durar siempre, pues la fase de emergencia ya ha pasado y ahora el hospital debe pasar a manos haitianas".
"Sería ideal que ellos asistieran todo el tiempo a nuestro lado a las consultas, a los quirófanos, a las pequeñas operaciones de cura..., pero lo cierto es que vienen muy poco, especialmente al quirófano. Yo creo que los intimidamos", dice Baltanás.
Los colombianos y españoles se marchan este próximo fin de semana, y los chilenos los seguirán una semana después. Solo los cubanos se quedan en Haití, aunque también ellos son partidarios de que los haitianos vayan aprendiendo a gestionar su hospital.
"Inevitablemente ellos van a volver a los estándares anteriores al terremoto, que eran muy bajos (mortalidad infantil, vacunas, cobertura sanitaria...) dados los antecedentes de pobreza y subdesarrollo", reflexiona el chileno Jorge Lastra.
En solamente dos semanas, los equipos de profesionales extranjeros que diagnostican, pinchan, vendan y suturan habrán desaparecido del Hospital de la Paz. El sueño latinoamericano fue hermoso mientras duró.
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