Este artículo se publicó hace 15 años.
Pakistán ataca con aviación el reducto talibán de Swat
Unos 200.000 civiles han huido de los bombardeos y el avance de las tropas
El Ejército de Pakistán lanzó ayer una ofensiva militar con todas sus fuerzas, incluida la aviación, contra la capital del valle de Swat, Mingora, en la que se han hecho fuertes los guerrilleros talibanes. Unos 200.000 civiles han huido ya de los bombardeos de cazas y helicópteros artillados, entre las víctimas figura el hijo del líder religioso que medió en el reciente acuerdo de paz que se ha hecho ahora añicos.
En Mingora, los talibanes se están atrincherando, colocando minas y árboles cortados en carreteras y caminos, y algunos de los controles impiden la huida de los civiles. Se estima que medio millón de personas siguen atrapadas en esa ciudad, mientras miles de mujeres y niños han quedado bloqueados en las cunetas del distrito de Kanju.
En total, el valle de Swat alberga a 1,6 millones de habitantes, de los que la mitad podría intentar escapar de los combates. "Un obús de mortero alcanzó anoche el muro exterior de mi casa. Afortunadamente, sobrevivimos. Creo que Dios me ha dado una oportunidad que no puedo desaprovechar. Me voy. Swat es un lugar en el que no vale la pena vivir", declaró a la agencia AFP el farmacéutico Nasir Jamal.
Diez soldados muertos
Según el Ejército paquistaní, al menos diez soldados han perecido y otros nueve han resultado heridos en los combates con los talibanes. Un portavoz gubernamental declaró ayer a Efe que el primer ministro, Yusuf Razá Guilani, se disponía a anunciar una gran operación militar en Swat para derrotar a los integristas.
Las autoridades locales de la Provincia de la Frontera del Noroeste, llegaron el pasado febrero a un acuerdo de alto el fuego con los talibanes en Swat a cambio de permitirles aplicar la ley islámica (sharia) en el valle. Esa concesión provocó un clamor internacional en cuanto empezaron las lapidaciones, mutilaciones y flagelaciones perpetradas por los militantes fundamentalistas.
Pero los yihadistas trataron también de imponer su ley en los cercanos distritos de Dir y Buner, a sólo un centenar de kilómetros de la capital, Islamabad, hasta que el Gobierno paquistaní se vio obligado a contraatacar.
Las tropas que avanzan hacia el interior de Swat están sometidas a emboscadas y atentados, pero el Ejército afirma que ya han logrado reconquistar las minas de esmeraldas de la región de Shahdara, cercana a la ciudad de Mingora. Los choques armados se extienden también por Buner y la zona del Bajo Dir.
Entre los muertos figura el primogénito del clérigo Sufi Mohamed, Kifayatulah, quien fue alcanzado por un mortero que cayó en su casa de Daro. Ese líder religioso fue el que medió entre los talibanes y el Gobierno para sellar el hoy difunto acuerdo de tregua a cambio de ley islámica.
Al menos 24 civiles han muerto, víctimas de los intercambios de disparos y los bombardeos. Miles de desplazados se hacinan en tiendas precarias, sin alimentos ni agua potable, y la Cruz Roja Internacional admite que no puede auxiliarlos.
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