Este artículo se publicó hace 15 años.
Pakistán, en el punto de mira
EEUU y Reino Unido acusan al presidente Zardari de permitir que Al Qaeda campe a sus anchas en la frontera afgana
Tras los atentados de Bombay de finales del año pasado en los que murieron más de 150 personas, Pakistán ha pasado a ocupar un lugar incómodo y su presidente, Asif Ali Zardari, viudo de Benazir Bhutto, está cargando con las culpas de la estrategia fracasada de la OTAN en Afganistán. Desde hace varios meses, Londres y Washington acusan casi a diario al Gobierno paquistaní de pasividad ante la creciente presión de los talibanes en el cinturón tribal de la frontera con Afganistán y de mirar hacia otro lado cuando es cuestionado sobre los campamentos de entrenamiento de terroristas de Al Qaeda. La situación ha llegado a tal punto que anteayer, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, tensó más si cabe la cuerda y dijo que "Pakistán se ha convertido en una amenaza mundial al rendirse al avance de los talibanes y otros extremistas".
Cuando Barack Obama accedió a la Casa Blanca prometió enfocar el conflicto afgano desde una nueva perspectiva. El presidente de EEUU estimó oportuno que la única salida a esa guerra que dura ya cerca de ocho años es la de actuar desde el fortalecimiento de la autoridad del Estado y contribuir a la democratización del país entrenando a las fuerzas de seguridad afganas, protegiendo a los civiles y forjando una estabilidad institucional gracias a un equipo de diplomáticos que enseñen al presidente Hamid Karzai y su Gobierno cómo enfrentarse a los talibanes y las distintas fuerzas de poder.
Clinton acusa a Pakistán de rendirse ante el avance de los talibanesPero Obama no obvió que si los talibanes se han hecho cada vez más fuertes en Afganistán es porque están gozando de una cierta libertad de movimientos para rearmarse, entrenarse y reclutar jóvenes para la causa en Pakistán.
La nueva estrategia contra el extremismoPoco después de la matanza de Bombay, el ministro de Exteriores británico, David Miliband, se desplazó a la ciudad india donde se reunió con el Gobierno del país y les expresó todo su apoyo para encontrar a los culpables de los ataques. El único detenido confesó ser paquistaní tras varios días de interrogatorios. Miliband, desde el Taj Mahal, uno de los objetivos de los ataques, marcó el cambio de rumbo obaniano diciendo que todo aquello de la 'Guerra contra el terror' que promocionó la administración Bush (y que el primer ministro británico por aquel entonces, Tony Blair, apoyó hasta la dimisión) durante ocho años, ya no tenía sentido y que había que atajar al extremismo desde el origen.
"Los terroristas triunfan cuando hacen que un país caiga preso del miedo y la venganza; cuando plantan división y animosidad; cuando fuerzan a un país a responder con violencia y represión", dijo. De ahí la nueva estrategia para Afganistán, lo de la cooperación diplomática y demás puntos del programa de EEUU.
El Reino Unido se subió al carro de Obama desde el principio, pero como EEUU, acordó utilizar al mismo chivo expiatorio por si la estrategia de la democratización no funciona: Pakistán.
Pakistán y LondresHace justo un mes, El Reino Unido presentó su nueva estrategia contra el terrorismo. Dos días antes, en el diario dominical The Observer, el primer ministro británico, Gordon Brown, explicaba en un artículo las líneas maestras de ese programa. "Sabemos que hay un núcleo de Al Qaeda en el norte de Pakistán que está intentando organizar atentados en suelo británico. También sabemos que hay un gran número de redes terroristas aquí tal y como dijo el MI5 en un informe reciente: No podemos conformarnos, hay muchísima actividad y el nivel de alerta debe permanecer en muy alto".
Brown: "Más de dos tercios de las amenazas de atentado en el Reino Unido provienen de Pakistán"El premier prosiguió en su artículo diciendo que "más de dos tercios de las amenazas de atentado en el Reino Unido provienen de Pakistán. Nuestro Gobierno, junto con el de EEUU, está trabajando en una nueva estrategia que acabe con los terroristas en la región".
El 8 de abril la Policía británica detuvo a 12 personas, once de ellas paquistaníes con visados de estudiantes, por su supuesta relación con Al Qaeda, acusados de estar planeando varios atentados a gran escala en Liverpool y Manchester. Brown se apresuró a decir que la amenaza de atentado en suelo británico "era inminente" y acusó a Pakistán de dejar que los terroristas campen a sus anchas, lo que a punto estuvo de costarle un encontronazo diplomático. A principios de esta semana, todos los sospechosos fueron puestos en libertad sin cargos y a pesar de ello, Reino Unido ha decidido deportarlos por si acaso.
El viejo enemigoTras los atentados del 11 de septiembre, Bush emprendió la búsqueda desesperada de la cara del mal en las montañas de Afganistán. Osama Bin Laden y su organización terrorista, Al Qaeda, se escondían entre los talibanes en el país asiático. Hoy, esos miembros de Al Qaeda han traspasado la frontera al país vecino y con ese movimiento pueden arrastrar a otro país a entrar en el círculo de los estados no deseados. Detrás del discurso de una nueva estrategia sigue estando el viejo enemigo y esto pone a Pakistán en el punto de mira, aunque el objetivo oficial sea democratizar Afganistán.
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