Este artículo se publicó hace 16 años.
Pánico ante el temor de una nueva gran réplica y secuelas del primer seísmo
El anuncio de una fuerte réplica en la zona devastada por el seísmo del 12 de mayo acrecentó hoy el pánico entre los supervivientes en el suroeste de China, que además se enfrentan a riesgos de enfermedades por la contaminación del agua y de los alimentos.
El buró sismológico de Sichuan anunció el lunes la posibilidad de una réplica de hasta 7 grados de magnitud en la escala de Richter en el distrito de Wenchuan, donde se registró el epicentro del seísmo de 8 grados que devastó el suroeste de China.
Los supervivientes de la catástrofe huyeron despavoridos de la zona en las últimas horas. Muchas de estas personas se encuentran heridas o sin acceso a agua potable, y reciben tratamiento psicológico de urgencia por la traumática pérdida de sus familiares (más de 34.000 muertos, según datos oficiales),
Las reacciones de pánico se han sucedido en Chengdu, capital de Sichuan, donde anoche los vecinos subieron a sus autos para abandonar la zona y colapsaron las gasolineras para llenar los depósitos.
Según señala la agencia de noticia Xinhua, miles de vecinos decidieron dormir en tiendas de campaña en los parques de Chengdu y no han conciliado el sueño en toda la noche, en alerta ante cualquier atisbo de movimiento telúrico para salir huyendo.
En las vecinas Guizhou y Chongqing decenas de miles de lugareños hicieron lo mismo tras el anuncio de réplicas, de las que se han registrado en el área 145 por encima de los 4 grados de magnitud desde el terremoto del 12 de mayo.
La alerta por réplicas se ha visto reforzada por masivas migraciones de ranas y sapos, las mismas que se produjeron antes del seísmo de 8 grados de magnitud que ha devastado Sichuan y las provincias vecinas, con casi 40.000 personas todavía sepultadas o desaparecidas y más de 220.000 heridos.
Algunos sepultados sobrevivieron hasta hoy, como un hombre que fue rescatado en Wenchuan tras pasar 179 horas sepultado, y otras dos víctimas salvadas en Qingchuan y en Beichuan tras 164 horas.
Una de las dos mujeres rescatadas ayer en Mianzhu falleció poco después a causa de las heridas.
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en China sugiere que el mayor riesgo ahora está entre los supervivientes, y no por enfermedades que puedan producirse por la putrefacción de cadáveres.
"No existe una amenaza sanitaria por los cadáveres", señaló Hans Troedsson, representante de la OMS en China, en declaraciones recogidas hoy por el diario "China Daily".
"La mayor necesidad ahora es asegurar el suministro de agua potable y alimentos no contaminados, y reanudar los servicios sanitarios", recomendó el representante de la OMS.
Sin embargo, para Feng Zijian, director de emergencias del Centro de Control y Prevención de Enfermedades, aunque la OMS tiene razón, en teoría, en China existen una serie de tabúes relativos a los cadáveres, como el insoportable hedor y la carne putrefacta.
Según Feng, el devastador seísmo ha obligado a "desplazamientos masivos", con personas hacinadas en parques y campos en los que casi no existe acceso al agua potable ni sistemas sanitarios apropiados como baños o lugares donde preparar los alimentos de forma aséptica.
En este contexto, señala Feng, pueden proliferar agentes patógenos en el agua y en los alimentos.
El Ministerio de Sanidad chino preparó un plan de control de epidemias que incluye agua potable y métodos de distribución de alimentos, mientras que las autoridades provinciales han instalado 300 centros de prevención de enfermedades en la provincia.
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