Este artículo se publicó hace 15 años.
El Papa defiende en Israel el derecho palestino a un Estado
Diputados israelíes boicotean la visita de Benedicto XVI por su pasado nazi
Eugenio García Gascón
Los israelíes judíos están escrutando con precisión cada uno de los gestos y palabras de Benedicto XVI, quien ayer inició una visita de cinco días a este país y a los territorios ocupados palestinos como "peregrino de la paz".
"Suplico a todos los que tienen responsabilidad que exploren todos los caminos para la búsqueda de una solución justa para que los dos pueblos puedan vivir en paz en su patria, con fronteras seguras e internacionalmente reconocidas", dijo el Papa en Jerusalén. Este apoyo implícito a la creación de un Estado palestino no encaja con los planes inmediatos del Gobierno derechista de Binyamin Netanyahu.
En la bienvenida oficial que le ofreció el presidente israelí, Shimon Peres, en su residencia faltaron la mayoría de los diputados judíos, así como el presidente de la Kneset, Reuven Rivlin, quien tampoco acudió al recibimiento del aeropuerto aunque sí que estuvo en la ceremonia que por la tarde se celebró en el Museo del Holocausto. Fuentes parlamentarias indicaron que Rivlin "hará lo mínimo" durante la visita del Papa.
No es un secreto que este pontífice no goza de una gran estimación entre los judíos de Israel a causa de su pasado y por ciertos comentarios que ha realizado desde que sucedió a Juan Pablo II.
"No nos cae bien por su pasado. Ha sido nazi, aunque lo mismo puede decirse de prácticamente todos los alemanes de su edad", comentó Ruth, una israelí de origen francés. "El mundo de Juan Pablo II y el de Benedicto XVI son completamente distintos", explicó Israel Lau, ex gran rabino de Israel. "Aquél vivió la Segunda Guerra Mundial desde la resistencia en Polonia mientras que éste es un alemán con todo lo que esto implica. Tenían dos concepciones diferentes de la vida y de la política".
Aunque las máximas autoridades de Israel están actuando con corrección, no sólo diputados, sino incluso ministros participan en el boicot contra el Papa. Ministros de varios partidos, tanto de los ultraortodoxos como los no religiosos, incluidos Shas e Israel es Nuestra Casa, han expresado con palabras o con gestos su aversión al Pontífice.
Los israelíes de a pie también miran con lupa todo lo que hace y dice. En el Museo del Holocausto, Benedicto XVI recalcó que la Iglesia siente "compasión" por las víctimas de la barbarie nazi, pero algunos periodistas locales dijeron que el Papa debía haberse "disculpado" por el papel de la Iglesia durante la guerra y por su falta de sensibilidad frente al antisemitismo en la actualidad.
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