Este artículo se publicó hace 14 años.
El Papa dice que la sociedad actual quiere convencer de que Dios no es necesario
Benedicto XVI aseguró hoy que "no todo lo que el mundo actual propone es digno de ser asumido por el pueblo" y exhortó a los cristianos a no dejarse convencer por las "muchas voces" que en la sociedad actual aseguran que el hombre no tiene necesidad de Dios o de la Iglesia.
El Papa también subrayó la necesidad de la misericordia divina para curar las "heridas del pecado", asegurando que los hombres en cada ámbito de sus vida necesitan la ayuda de la gracia de Dios, "ya que con El podemos hacer todo y sin El no podemos hacer nada".
El Obispo de Roma hizo estas manifestaciones ante unas 50.000 personas que asistieron en la explanada de los Graneros, de Floriana, cerca de La Valeta, a la misa que celebró en su segundo y último día de estancia en Malta, en el que también se reunirá con los jóvenes.
A la misa asistieron numerosos inmigrantes y "víctimas de la violencia consumada en los hogares y ambientes educativos", según precisó el arzobispo de Malta, Paul Cremona, quien dijo en sus palabras de saludo al Papa que la Iglesia maltesa "reconoce el fracaso y los pecados de sus miembros".
En Malta, según datos de la Iglesia, 45 sacerdotes han sido investigados por abuso de menores. Una decena de esas víctimas han pedido ver al Papa durante su visita al archipiélago mediterráneo.
En las oraciones de los fieles, una niña rezó "por la comunidad católica maltesa, de la que formamos parte, para que se evite todo cuanto pueda hacerle daño y llegue a las nuevas generaciones sin manchas".
En su homilía, el Papa dijo que no todo lo que el mundo de hoy propone "es digno de ser asumido por el pueblo".
"Muchas voces tratan de convencernos de dejar de lado la fe en Dios y en su Iglesia y elegir por nosotros mismos los valores y las creencias con que vivir. Nos dicen que no tenemos necesidad de Dios o de la Iglesia", denunció el Papa.
El Obispo de Roma agregó que cuando los hombres se sientan tentados a dar crédito a lo anterior, deben recordar el episodio de los apóstoles y la pesca milagrosa y tener presente que "sólo confiando en Dios el ser humano consigue grandes frutos".
"También nosotros debemos poner nuestra confianza sólo en Dios. Nos sentimos tentados por la idea de que la avanzada tecnología de hoy puede responder a todas nuestras necesidades y nos salva de todos los peligros que nos acechan", dijo.
"Pero no es así. En cada momento de nuestras vidas dependemos completamente de Dios, sólo El nos puede proteger del mal, sólo El puede guiarnos a través de las tormentas de la vida, sólo El puede llevarnos a un lugar seguro", afirmó el Papa.
La misa se celebró en una mañana en la que se alternó el sol, la lluvia y las nubes grises. Benedicto XVI ofició en el mismo lugar donde en 2001 Juan Pablo II beatificó al religioso George Preca (1880-1962), fundador de la Sociedad de la Doctrina Cristiana, proclamado santo por el Papa Ratzinger en el Vaticano en 2007.
Al término de la misa, el Papa entregó una rosa de oro para que sea colocada a la Virgen de Ta Pinu, que se venera en el santuario de Gozo, la otra isla del archipiélago maltés, que sí visitó Juan Pablo II durante su primer viaje en 1990, pero que en esta ocasión, por motivos de tiempo, no ha hecho Benedicto XVI.
A la misa asistieron fieles procedentes de las islas italianas de Lampedusa y Linosa, cercanas a este archipiélago ubicado en el centro del Mediterráneo, a cuyas costas llegan miles de inmigrantes de África.
El Papa pidió a los malteses que ofrezcan la mejor acogida a los inmigrantes. En Malta, con casi medio millón de habitantes, viven 13.000 inmigrantes.
Los malteses, pueblo de mayoría católica (el 94,4 por ciento de la población) se han echado a la calle para recibir al Papa y ayer, según informó el portavoz vaticano, Federico Lombardi, más de cien mil personas acudieron a los varios actos del Pontifice.
El viaje se realiza en medio de los escándalos de curas pederastas en varios países, entre ellos Malta. El Papa lamentó ayer que la Iglesia está herida "por nuestros pecados" y abogó por la necesidad de una purificación.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, dijo que esas palabras eran el sentimiento del Pontífice ante esos casos que han manchado a la Iglesia.
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