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Paraísos fiscales y bonus, retos de España en el G-20

En los asuntos espinosos se prevén hojas de ruta, pero no acuerdos concretos

FERNANDO SAIZ

El control de los sueldos de los directivos de la banca, el rechazo a los paraísos fiscales y la regulación de los bancos serán los grandes caballos de batalla de España en la cumbre del G-20 del jueves en Londres. Según fuentes de la delegación española, el punto fuerte de España en la agenda es la experiencia de su banco central en establecer provisiones contracíclicas, que permiten a los bancos reservar fondos en épocas buenas como colchón para las vacas flacas.

El Gobierno espera que elG-20 promueva también que los bonus de los altos ejecutivos de banca se orienten exclusivamente al largo plazo, para evitar decisiones guiadas por el enriquecimiento a corto plazo. España no defiende límites en las remuneraciones, pero sí una supervisión rigurosa y la mayor transparencia posible.

La delegación española también persigue recomendaciones claras para progresar en la lucha contra los paraísos fiscales, aunque este tema no se explícita en el documento de propuestas que España ha remitido a Londres.

Las fuentes consultadas creen que los resultados de la cumbre se concretarán en mandatos u hojas de ruta. Por ejemplo, el G-20seguramente apruebe un mandato para que la OCDE haga una lista negra de paraísos fiscales que no cooperan y fije una fecha tope para cumplir la normativa. También cabe esperar un mandato a los supervisores bursátiles para que impongan recomendaciones sobre las retribuciones de los directivos. Y el Fondo de Estabilidad Financiera se encargará de preparar las nuevas normas de regulación para hedge funds, del capital privado y de los productos derivados. Se esperan avances claros para reforzar el papel y los recursos del FMI, que se convertirá en el gran gestor contra la crisis. Hay un acuerdo básico para doblar su capital, hasta 500.000 millones de dólares y dar mayor peso a los países emergentes.

La gran incógnita es qué pasará con la demanda de EEUU para que el resto de los países aprueben más planes de estímulo fiscal (más gasto público o menos impuestos) contra la recesión. Reino Unido, país organizador, es bastante comprensivo con esa reclamación, pero el resto de la UE (incluyendo España) rechaza más desembolsos de dinero público hasta ver el impacto de los planes anticrisis ya aprobados.

Un borrador del comunicado final de la cumbre, publicado ayer por la web de Financial Times, no aclara hasta qué punto el G-20 instará a realizar un mayor esfuerzo fiscal. 'Nos comprometemos a desarrollar de forma sostenida el esfuerzo necesario para restaurar el crecimiento económico, manteniendo al mismo tiempo la sostenibilidad fiscal en el largo plazo', dice textualmente. El borrador dice que los planes de estímulo ya puestos en marcha para 2009 y 2010 añadirán dos puntos al PIB y crearán 20 millones de empleos.

 La cumbre ha despertado gran interés en España, según fuentes diplomáticas internacionales. Las visitas desde España a la web del G-20 están cerca de las que registra Alemania, país mucho más grande e influyente a escala internacional. La novedad de la presencia de España en el G-20 ha podido ser determinante en ese interés. Esas fuentes creen que la delegación española está “muy metida en los debates”, en parte por su protagonismo en la discusión sobre las provisiones bancarias. De hecho, España es de los pocos participantes que ha publicado sus propuestas de acuerdo.

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