Este artículo se publicó hace 13 años.
Pavlovsky regresa al Paralelo, veinte años después, convertido en una hada
El artista Ángel Pavlovsky regresa al Paralelo barcelonés, tras un paréntesis de veinte años, convertido en una hada buena que en el escenario entrelaza textos de humor sobre lo divino y lo humano con una puesta en escena aparentemente simple y austera, junto a su sobrina y bailarina Martina Burlet.
Entre el 19 de mayo y el 5 de junio, Pavlovsky estará en cartel en el Arteria Paral·lel con el montaje "Angelhada", que estrenó el pasado mes de agosto en el teatro Español de Madrid y con el que también visitó algunas ciudades españolas como Bilbao y Zaragoza.
Durante una surrealista rueda de prensa celebrada este mediodía, el actor ha señalado que el público barcelonés verá una obra ligeramente diferente a la que ofreció en verano, puesto que la ha acortado, aunque paradójicamente también le ha añadido unos diez minutos en los que habla "en el idioma de las hadas".
Autor de los textos, la dramaturgia, el vestuario, el espacio escénico, la iluminación, la producción y la dirección, Pavlovsky, en plena forma a sus setenta años recién cumplidos, ha rememorado que durante muchos años fue un ángel, pero lo dejó para entrar en el mundo mágico de las hadas, unos personajes que son, a su juicio, "mucho más efectivos que los ángeles".
"Fui a una escuelita de hadas y allí me gradué, aunque, en verdad, sigo siendo Ángel y posthumana", ha dicho.
Contrario a ceñirse a determinados corsés sociales, el polifacético artista asevera que siempre se permite "la libertad de cambiar de rumbo en todos los sentidos".
En esta ocasión, con una varita mágica "comprada en los chinos, porque la otra, la buena, la perdí", ha confesado, ocupa el escenario durante más de una hora, sin cantar y sin plumas, para fijar su particular mirada en todo lo que ocurre a su alrededor, sabiendo que "las hadas sólo creen en el bien" y que, además de entretener y hacer pasar un buen rato al público, quiere "divertirse".
Martina Burlet, otra hada buena, se complementa con él a través de diferentes instrumentos musicales como el "thelemin". "Ella no habla -dice Pavlovsky-, pero hace la banda sonora de todo el espectáculo".
Precisamente, esta nueva obra del bonaerense nació a partir del contacto que mantiene con la hija de Martina, Gala, de siete años y muy aficionada a las historias de hadas, "unos seres a los que ve, según dice la niña", ha apuntado el artista.
Por otra parte, ha considerado que el montaje "gustará muchísimo a la gente que es un poco niña todavía" y ha confesado que él sigue siendo pequeño "en montones de cosas". "La gente que se conserva siendo niño -ha agregado- tiene una vida mucho mejor y lo soluciona todo mucho mejor".
Respecto a cuáles son sus sueños, Ángel Pavlovsky ha indicado que, en general, nunca los ha tenido imposibles, porque "con tener trabajo, me da lo mismo estar aquí o en Las Vegas" y ha agregado que lo que quiere es seguir trabajando y "tener cada noche el abrazo de las buenas noches, eso que no falte nunca".
Tampoco ha rehuido una pregunta sobre el actual momento del teatro y ha recordado que cuando tenía cinco años y ganas de ser actor, "ya se hablaba de crisis en el teatro, pero la crisis está en la realidad".
Nacido en Buenos Aires un 26 de abril de hace setenta años, Pavlovsky debutó en los escenarios de su ciudad antes de viajar a Europa, donde recaló en Barcelona e inició una carrera que incluye numerosas obras como "Alas furtivas" o "Pavlovsky, esto no es Broadway".
El año pasado cumplió los cincuenta años de su carrera profesional, siendo su principal personaje "la señora Pavlovsky", a la que Ángel define como "una fulgurante estrella de clase trabajadora".
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