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Pekín "acoge con agrado" la oposición de Carrefour a la independencia del Tíbet

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El Gobierno chino "acogió con agrado" el apoyo a los Juegos Olímpicos de Pekín y la oposición a la independencia del Tíbet expresados por la cadena francesa Carrefour, blanco de la ira de los chinos por las protestas con que la antorcha olímpica fue recibida en París, publicó hoy el diario "China Daily".

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China "ha tomado nota" de que firmas como Carrefour se han opuesto a la independencia del Tíbet y su apoyo a los JJOO de Pekín, y le da la bienvenida, dijo un funcionario del Ministerio de Comercio en un comunicado.

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"Esperamos que las compañías extranjeras, entre ellas Carrefour, hagan todo lo posible para ofrecer servicios de calidad para los consumidores chinos", añadió.

Aseguró también que "hemos tomado nota de que el Gobierno y las compañías francesas han adoptado recientemente algunas acciones para mejorar y salvaguardar las relaciones bilaterales".

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Carrefour, que tiene 112 centros en la China continental con 40.000 empleados (en su inmensa mayoría locales), se ha enfrentado en los últimos días al boicot de los ciudadanos chinos, que lo acusan de financiar a grupos independentistas tibetanos.

En una entrevista exclusiva con la agencia oficial Xinhua en París publicada ayer, el presidente del directorio de la firma, José Luis Duran, lo negó y condenó los ataques contra la llama olímpica en París.

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"El grupo Carrefour y sus filiales no prestan apoyo, no de cerca ni de lejos, a ninguna causa política o religiosa. Nunca lo ha hecho ni nunca lo hará, ni en China ni en otro lugar", afirmó.

Según añadió, "cada persona puede manifestar sus convicciones como entienda, pero atacar el símbolo de la llama y a los atletas es contrario a los valores del Olimpismo".

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Pese al impacto de las protestas chinas en sus supermercados, dijo, "continuaremos teniendo confianza en que China seguirá siendo un eje del desarrollo estratégico de nuestro grupo".

Las protestas contra China en París durante el paso del "fuego sagrado" han herido las excelentes relaciones bilaterales que vivían ambos países, apuntaladas por los más de 20.000 millones de euros de contratos firmados durante la visita en noviembre del presidente francés, Nicolas Sarkozy.

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