Este artículo se publicó hace 16 años.
Penas de 15 a 20 años para los latinoamericanos que asesinaron a un marroquí en Rubí
La Audiencia de Barcelona ha condenado a penas de entre 15 y 20 años de prisión a seis de los ocho latinoamericanos acusados de matar, a golpes y puñaladas, a un marroquí en una plaza de Rubí en 2004, en un caso que derivó en enfrentamientos entre miembros de ambas comunidades de inmigrantes.
La sentencia, emitida en virtud de un veredicto popular, declara probado que Leonardo Enrique Cuadros Venegas, de nacionalidad ecuatoriana, fue el autor de las veinte puñaladas que causaron la muerte a Ali Meddahi la madrugada del 14 de marzo de 2004, por lo que se le condena a 20 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento.
Leonardo Enrique Cuadros, que tenía 20 años en el momento de los hechos, cometió el crimen con la complicidad de al menos seis de los ocho procesados, que golpearon reiteradamente a la víctima, que estaba indefensa y en estado de embriaguez, y luego no hicieron nada para impedir el asesinato, según la sentencia.
El juez los declara coautores del crimen porque sostiene que en una agresión "la actuación de cada uno contribuye por igual a anular o disminuir la resistencia de la víctima" y considera que los acusados eran "conscientes todos y cada uno de ellos de su conducta y de la gravedad de la misma".
Por ello, el magistrado condena a los ecuatorianos Dennis Eduardo Lino, Jefferson Fabian Andrade, Juan José Camacho y Juan Leonardo Huayamate, así como al brasileño Carlos Rafael Díaz de Silva, a 15 años de prisión para cada uno por un delito de asesinato con alevosía.
En cambio absuelve de ese delito a los otros dos acusados, Nilson O.L. y Luis Antonio T.L., ya que considera que no estuvieron presentes en el momento del crimen, aunque el primero de ellos sí golpeó en un primer momento al marroquí antes de partir, por lo que ha sido condenado a pagar una multa de 300 euros por un delito de lesiones.
La sentencia, que contempla una indemnización de 200.000 euros para la familia del fallecido que deberán abonar los condenados, subraya que el joven marroquí estaba sólo, desarmado y en un estado de embriaguez que mermaba sus posibilidades de defensa.
El crimen, que sucedió en la madrugada del 14 de marzo de 2004, se produjo en un momento de gran tensión social y apenas tres días después de los atentados terroristas de Madrid, por lo que las autoridades se apresuraron a desvincularlo del 11-M y lo atribuyeron a un enfrentamiento entre bandas juveniles de latinoamericanos y magrebíes.
La noche de los hechos los ocho acusados se encontraban en la plaza Pearson de Rubí (Barcelona) esperando un coche para ir a la discoteca cuando se encontraron con la víctima, Ali Meddahi, que iba muy borracho, y se enzarzaron en una discusión.
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