Este artículo se publicó hace 11 años.
"Pensé que no encontraba trabajo por mi currículum"
200 personas participan en una marcha en Bruselas para protestar contra la precariedad laboral tras la convocatoria internacional de Juventud Sin Futuro
El retraso de la jubilación, los recortes en pensiones, el encarecimiento de las tasas universitarias y la precariedad laboral son algunos de los motivos que han impulsado las protestas de los jóvenes españoles que han emigrado fuera de España a movilizarse en sus países de residencia. Juventud Sin Futuro convocó para este domingo una manifestación en Madrid e invitó a todos los jóvenes emigrantes a unirse desde todas partes.
En Bruselas, cerca de 200 personas han secundado esta convocatoria con una marcha desde la plaza de España, pasando por la bolsa y terminando en la Grand Place, donde se ha celebrado una asamblea.
Con maletas, los manifestantes han marchado entre turistas perplejos gritando consignas como "los recortes en las Cortes" o "no nos vamos, nos echan", nombre del movimiento que originó las movilizaciones y propuesto por Juventud Sin Futuro. "Una licenciatura, dos másteres, tres idiomas, cuatro países diferentes y voy por mi quinto contrato de prácticas no remuneradas", señala uno de los carteles pegados al equipaje de uno de los participantes de la marcha.
"Una licenciatura, dos másteres, tres idiomas, cuatro países diferentes y voy por mi quinto contrato de prácticas no remuneradas" Irene Cañas tiene 32 años, lleva ocho meses en Bruselas y estudió Ciencias Ambientales. "Después de dar varios tumbos laborales: primero en paro, luego prácticas, otra vez en paro, me puse a enviar más currículos en España, pero al ver que no encontraba nada empecé a buscar fuera", asegura a Público esta joven. "Llegué a pensar que el problema era mi currículum, pero luego hice tres entrevistas fuera de España y me llamaron de las tres", añade. Irene cuenta que las condiciones de su actual empleo son "buenas", mientras que en España tuvo un trabajo muy similar pero con contratos precarios.
"Los jóvenes están perdiendo más la esperanza para volver a España", dice Lara Díaz, una joven española de 25 años. "Terminé la carrera pero no salían oposiciones y no encontraba nada, así que me planteé venir a Bruselas y ya llevo aquí algo más de medio año", declara. Esta maestra está trabajando de recepcionista en un albergue juvenil. "Estuve cuatro meses sin contrato, de prueba, me pagaban pero no tenía nada", subraya Lara. La precariedad en Europa no sólo se limita a los países del sur, ya que los empresarios emplean a emigrantes por salarios más bajos y con menos derechos laborales, práctica que se conoce como "dumping social". "En los próximos años no me veo en España porque no tengo posibilidad de emanciparme, ni de trabajar", asegura Lara. El regreso no es una opción que se contemple a corto plazo, ya que no confían en poder encontrar oportunidades laborales.
Laia Pérez, licenciada en obras públicas y ciencias ambientales, cree que la única forma posible de volver a España sería abriendo su propia empresa, pero por el momento no se lo plantea. "Acabé la carrera en 2010, vine a hacer unas prácticas y me quedé, no llegué a buscar en España porque en esa época ya sabía que no iba a encontrar nada", cuenta esta joven. "Pensaba que podría volver a España en un principio, creía que sería como un Erasmus", asegura.
"Pensaba que podría volver a España en un principio, creía que sería como un Erasmus" "Conozco a más personas que se han ido a Finlandia e Inglaterra para buscar más oportunidades", asegura Pablo Serrano, enfermero de 22 años residente en Bruselas. "Estuve diez meses echando currículos en varias comunidades en España, pero al ver que no había ninguna opción y como me estaba preparando francés decidí venirme", declara este joven a Público. Para Pablo quedarse en España suponía "estar cinco años sin hacer nada", mientras que en la capital europea ha encontrado diversas ofertas de trabajo con sueldos "medianamente decentes". "Como enfermero empiezas con 1.500 euros netos, que es menos de lo que tendrías en España", dice. "En España no hay opciones para trabajar, creo que en cuatro o cinco años podré volver a trabajar de enfermero, pero no sé en qué condiciones", critica. Para continuar su formación, este joven español empezará un máster en Bruselas para mejorar su currículum.
Jóvenes sin un futuro claro y con la obligación de replantearse qué hacer cada vez que terminan sus becas son uno de los perfiles que forman parte de esta manifestación. Sin embargo, lejos del pesimismo que puede generar sus situaciones inciertas, pretenden continuar con las movilizaciones desde el extranjero. La próxima asamblea ya está convocada para la próxima semana, en ella se debatirán futuras acciones en Bruselas para demostrar que la juventud que emigra es una juventud sin miedo.
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