Este artículo se publicó hace 12 años.
"Nunca pensé ver mi tuit 'Keep calm and speak Catalan' en el Congreso"
Josep Maria Ganyet, el fundador de un estudio de comunicación y profesor universitario, ha convertido un tuit en un fenómeno.
El Fundador de un estudio de comunicación y profesor universitario, Josep Maria Ganyet ha convertido un tuit -'Keep calm and speak Catalan'- en un fenómeno a medio camino entre el meme de internet y la batalla lingüística abierta por el ministro José Ignacio Wert.
P.- Escuchaste por la radio a un tertuliano que pedía calma ante la polémica por el catalán y te acordaste del famoso 'Keep calm and carry on'. ¿Pensaste que podría llegar al Congreso?
R.- No, cuando haces un tuit quieres que la gente lo lea, conteste, lo retuitee... Intentas que lo vea el mayor número de gente posible. Enseguida intuí que el tuit estaba bien trazado, pero no pensaba que podría llegar a la arena política.
"No planteaba una analogía entre bandos, ni mucho menos entrar en comparaciones con los nazis".
P.- Te inspiraste en un cartel ideado para animar a la población británica durante la Segunda Guerra Mundial ante una eventual invasión, que finalmente no se produjo. ¿Tan complicada es la situación entre Catalunya y España?
R.- No, supongo que alguien querrá hacer esta interpretación pero en realidad yo desconocía la circunstancia en que se creó el cartel original. Me sonaba que era un cartel de posguerra, pero tampoco eso me influyó. El 'Keep calm' ha llegado a anuncios, memes... se ha utilizado en todas partes. Y como las reacciones contra el ministro eran muy encendidas yo quise primar esa llamada a la calma. No planteaba una analogía entre bandos, ni mucho menos entrar en comparaciones con los nazis.
P.- No, claro, pero más allá de eso existe un clima enrarecido entre Catalunya y el Estado.
R.- Claro, a este nivel sí. El lema y la campaña que ha surgido espontáneamente después -y que yo no buscaba- no salen del ámbito lingüístico, cultural y de escuela. No pretendo nada político; sí de lengua. Me interesa mi idioma, que goce de mejor situación y se convierta en una lengua normal como el danés o el finlandés, sin discriminación en España o Europa. Por eso digo que los que crean que esto va contra Wert se equivocan: viene de mucho antes y pretende ir mucho más allá. Busca reivindicar un respeto por las lenguas, tengan dos hablantes o dos mil millones.
P.- También te sorprendería que un diario propiedad catalana y dirigido por un historiador barcelonés tildara el cartel original británico de nazi.
R.- Lo vi al momento. Supongo que buscaban aprovechar el revuelo provocado por la intervención de Alfred Bosch en el Congreso. Con una ignorancia supina sobre el origen histórico del cartel y tras leer en diagonal el artículo de la Wikipedia, en ese medio pensaron que las palabras 'Alemania nazi' quedarían bien junto a la foto de los diputados de ERC. Me imagino las ganas del redactor: "aquí hemos hecho jackpot".
"Era un micro-contenido de arriba hacia abajo. Lo llamativo es que el mismo mensaje, con menos caracteres que un tuit normal, llegue ahora al parlamento desde abajo".
P.- Aquel cartel era un proto-tuit pensado desde el gobierno para el pueblo. Siete décadas después, las redes sociales recorren el sentido inverso.
R.- Exacto, con un mensaje corto los gobiernos buscaban llamar a la acción o despertar una corriente de opinión; no solo en Inglaterra, sino también aquí durante la Guerra Civil. Entonces se conseguía empapelando la ciudad o colándolo en los diarios. Era un micro-contenido de arriba hacia abajo. Lo llamativo es que el mismo mensaje, con menos caracteres que un tuit normal, llegue ahora al parlamento desde abajo.
P.- A parte de que surge en un momento peliagudo de la historia de la humanidad y goza de ese punto místico de desaparecer tras la guerra y volver a aparecer en una librería de viejo en 2000, la universalidad del mensaje original es asombrosa.
R.- Para mí la fuerza del cartel es su primera parte: mantener la calma. La República lanzaba mensajes muy similares. La fuerza está en la simplicidad.
P.- Haces referencia a los carteles de la época de la República, pero eran mucho más complejos desde el punto de vista gráfico. El británico se limitaba a un mensaje sobrio bajo la corona -un pretendido símbolo de permanencia y seguridad-. Alguien anónimo, un impresor o un burócrata del Ministerio de Información, ideó un cartel redondo.
R.- La diferencia está en la tradición gráfica británica: lo vemos en la señalética de Londres, sumamente parca. Le quitan todo y eso añade mucho, el típico 'menos es más'. En esta iniciativa han confluido casi todos mis intereses: lengua, tipografía, historia, diseño gráfico, cultura, simplicidad...
P.- ¿Entiendes que alguien en Catalunya haga un cartel con 'Keep calm and speak Spanish'?
R.- Bueno, el PP y Ciutadans han sacado alguna cosa parecida con bastante poca gracia ni demasiado respeto por el original -en Times New Roman, sin respetar el tamaño de la letra...- pero si me lo envían lo retuitearé, como la versión que alguien ha hecho en aranés. No creo que exista ningún problema ni guerra lingüística. Nuestra lengua es el catalán, sabemos hablar español y mucha gente la tiene como lengua materna y se ha de respetar. Y cuantos más idiomas sepamos, mejor.
P.- Impartes clase de Nuevos Medios en la Facultad de Comunicación de la Pompeu Fabra. ¿Cómo valoras los memes en internet, que primero observaste y ahora has protagonizado?
R.- Es que me encontré con ello, no lo pensé ni lo busqué. Profesionalmente vivirlo desde dentro es muy enriquecedor, es como estar en un máster que no me hubiera podido pagar con dinero. Y supone la demostración palpable de que con acierto y conociendo el medio puedes llegar a mucho. Twitter y Facebook sirven si no los utilizas para perder el tiempo. La micro-comunicación puede llegar a modular corrientes de opinión.
P.- Un síntoma del ambiente crispado es la rápida interpretación de vuestra suspensión en Twitter como una represalia política.
R.- La situación abona un cierto aire de conspiranoia: algunos decían que el PP había hablado para que nos dieran de baja. Por mi parte, pensaba que Twitter puede borrar una cuenta por muchos motivos y me extrañaba que fuera una campaña organizada de gente señalándonos como spam. En realidad nos bajaron porque pensaban que se trataba de un robot.
"Me alegro de que no se haya tratado de una censura ideológica: simplemente el algoritmo de Twitter nos trató como un bot".
P.- Y eso generó un 'efecto Streissand' involuntario.
R.- Efectivamente, Twitter -que no pretendía ocultarnos, únicamente detectó demasiada actividad- nos ayudó a crecer. Cuando volvieron a darnos de alta habíamos doblado los seguidores de la cuenta. Me alegro de que no se haya tratado de una censura ideológica: simplemente el algoritmo de Twitter nos trató como un bot.
P.- En un entorno tan cambiante como el actual, ¿suponen los memes de internet la nueva gallina de los huevos de oro del marketing?
R.- Sí, pero no son de oro. Nadie se hace rico con un meme: no sé cuántas camisetas se harían del Trololo pero dudo que nadie se enriqueciera con ellas. Nosotros hemos tratado de ser honestos con nuestras camisetas: hemos colgado el archivo para que quien quiera se haga camisetas, carteles... y muchos nos pidieron que las hiciéramos nosotros. Hemos buscado que los productos que vendamos sean de la calidad más alta posible. Y también es cierto que cedemos el 15% a la campaña por la escuela en catalán.
P.- Eres una persona ligada al mundo digital, pero te reconoces enamorado del producto analógico.
R.- Como creo que la mayoría de los que leen este artículo, soy absolutamente analógico. Nunca hago la contraposición entre estos dos mundos: tengo Spotify pero también compro vinilos; leo en el iPad pero también frecuento las librerías. La historia de los medios revela que nunca se canibalizan, se transforman, se retroalimentan. 'Video killed the radio star' no es cierto. La red potencia que se conozca un cartel de 1939, y facilita que la gente lo modifique y acceda a él a voluntad. Ya hay carteles impresos cuando los nuestros no llegarán hasta mañana.
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