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¿A quién perjudica la abstención?

JOSÉ LUIS DE ZÁRRAGA

La abstención no es algo que obedezca siempre a los mismos factores determinantes. La abstención perjudica más… al partido cuya clientela electoral se abstiene. Por consiguiente, hay que preguntarse en qué circunstancias se abstienen más unos u otros.

Suele decirse que los electores de izquierdas se abstienen más que los de derechas. Pero esto es cierto sólo a veces. Ha sido cierto en determinadas circunstancias históricas, en las que se funda ese estereotipo. Sobre todo en 2000, cuando el electorado de izquierdas se abstuvo masivamente, mientras el de derechas votaba. No lo ha sido en otras circunstancias, en particular en 1982, en 1993 y en 2004. En 1996 tanto los votantes de izquierdas como los de derechas votaron masivamente, en mayor proporción que en 1993; lo que decidió el resultado a favor del PP no fue la abstención de votantes de izquierdas, sino, sobre todo, la concentración del voto de centro derecha en el PP y la división del voto de izquierdas entre PSOE e IU.

Motivos diferentes

En cambio, hay indicios claros de la abstención de votantes de centro derecha en 1986 y 1989. Del voto de AP y UCD en 1982 se pierden casi 700.000 votantes (un 10% de este electorado en la época) entre 1986 y 1989. No es probable que esos votos, que habían permanecido fieles en 1982, fuesen al PSOE en los dos comicios siguientes, porque en cada uno de ellos el voto socialista disminuyó también en un millón aproximadamente. En ambos lados hubo mucha abstención, pero con distinto sentido. Para los votantes socialistas era una abstención motivada por el desencanto y facilitada por la seguridad en que continuaría gobernando el PSOE. En los votantes de centro derecha estaba motivada por la escasa fe en la victoria, que les dispensaba del voto a unos candidatos poco atractivos.

Es cierto que los votantes de derechas, por razones ideológicas, son en su mayoría más disciplinados y tienen mayor resistencia a la abstención. Y entre los de izquierdas abundan los críticos con sus partidos y la abstención se percibe como una opción electoral legítima.

Pero la actual distribución de las intenciones de voto puede tener también consecuencias importantes asociadas a la participación electoral, muy diferenciada según el sexo y la edad. En todos los grupos de edad (excepto el de los ancianos) la tasa de participación de las mujeres es mayor que la de los varones. Y sucede que el PSOE tiene más voto entre las mujeres que entre los varones. Los grupos con tasas de abstención más altas son los de jóvenes, sobre todo menores de 30 años; pero también los de 30 a 39 años son muy abstencionistas. Y sucede que el mayor porcentaje de voto al PP está en los varones de 30-39 años. Entre los nuevos electores y los menores de 30 años, las mujeres participan mucho más que los varones; y entre ellas hay muchos más votantes al PSOE que entre ellos. Los grupos menos abstencionistas son los de 50-59 y 60-69 años, de ambos sexos; en el de los mayores, el PP supera al PSOE –aunque no por mucho–, pero en el de 50-59 el PSOE logra sus intenciones de voto más altas… Por tanto, contra lo que se supone, en estos momentos una baja participación podría desfavorecer más al PP que al PSOE. O a ambos por igual.

Sin embargo, lo más probable es que, el 9 de marzo, ambos electorados participen en proporción elevada y que no sea la abstención de unos la que decida a favor de los otros, sino sus votos.

* José Luis de Zárraga es Sociólogo 

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