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Peter Burke dice que el secreto de la permanencia de los Médicis es que se convirtieron en una familia real

EFE

El secreto de la permanencia de la familia Médicis en la geoestrategia europea durante trescientos años es, según el historiador británico Peter Burke, que se convirtieron en "una pequeña familia real".

En una entrevista concedida a EFE en Barcelona, donde ha ofrecido una conferencia en CaixaFórum, Burke ha comentado que no conoce ninguna otra familia europea que tuviera tanta importancia en el mundo del arte, una influencia que extendieron entre principios del siglo XV y finales del XVIII.

Aunque ellos mismos no destacaron como artistas, sí fue trascendental su capacidad para "animar a artistas, escritores y arquitectos a producir unas obras determinadas y no otras".

Para Burke, "se podría decir que sin estos mecenas, los artistas habrían producido obras más interesantes, pero también es justo afirmar que sin este patronazgo difícilmente habrían podido trabajar sin pensar en el sustento".

Hay excepciones, como Miguel Ángel Buonarrotti, que "odiaba a los patronos porque no podía vivir con tanta presión y casi le obligaron a pintar la Capilla Sixtina".

En el contexto del Renacimiento, la mejor opción era recibir encargos en el taller o instalarse directamente en la casa de los mecenas. "Los casos de artistas independientes que se quedaban creando en su taller son escasos", según Burke, que cita el ejemplo de Giovanni Bellini.

Burke considera que "el secreto de los Médicis y de su permanencia en lo más alto durante trescientos años se debe, en parte, a que se convirtió en una pequeña familia real civil".

En las familias reales europeas, añade el historiador británico, "era normal que hubieran uno o dos miembros interesados en el arte, pero en los Médicis todos tenían interés".

Cosmo de Médicis, el Gran Duque de la Toscana en el siglo XVI, es, a su juicio, "una figura clave de la familia y además el que más sabía de arte".

Otros personajes destacados de la familia son sus dos Papas, León X y Clemente VII, y sus dos reinas de Francia, Catalina (finales del siglo XVI) y María (principios del XVII).

Los Médicis establecieron su centro en la Toscana, aunque irradiaron su influencia a otras ciudades europeas como Florencia, Roma y París.

El final de la dinastía no tuvo más secreto: "A partir de 1730 deja de haber herederos varones y perdieron influencia, como, de hecho, ocurrió con muchas familias reales antiguas".

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