Este artículo se publicó hace 15 años.
"Piazzollissimo", un musical que incita al cambio y a no quedarse en un sitio
La renovación que supuso para el tango el genio de Astor Piazzolla, quien no se conformó con lo ya conocido y lo unió a géneros como el jazz o la música sinfónica, es el eje central de un espectáculo llamado "Piazzollissimo", que se representa en Madrid hasta el domingo 13.
"Hay muchas cosas que cambiar, no sólo el tango o la música. Hablamos de épocas en las que se generan grandes cambios y quizá esto es un pequeño grano de arena que está colaborando a esa difusión, a no quedarse siempre en el mismo sitio", explica a Efe Alejandro Crea, uno de los productores e intérpretes.
Ángel Walter, guionista del espectáculo y actor que representa, según su definición, "la mente de Piazzolla", opina que el compositor argentino "debería ser ejemplo para que las cosas no se estanquen y que no exista el miedo a ir más allá".
Crea relata que él y su socio, Claudio Rey, gestaron esta idea hace cuatro años como homenaje a Piazzolla (1921-1992) y defiende que "no hay que ser un piazzollero específico" para apreciar el espectáculo, aunque añade: "Todos queremos cantar, bailar y tocar a Piazzolla. Es inevitable, es una enorme tentación y un enorme placer".
El quinteto -formación favorita de Piazzolla- integrado por Javier Alfonso (violín), Rainer Seiferth (guitarra), Nicolás Quintela (contrabajo), Mauricio Vuoto (piano) y Luis Caruana (bandoneón y dirección musical) musicaliza los bailes de los dúos Ezequiel Herrera-María Antonieta Tuozzo y Natalia Vicente-Juan Manuel Nieto.
Bajo la dirección escénica de la española María Elena Mexía, responsable también de las proyecciones que acompañan, como ilustraciones, las historias, Ángel Walter, Alejandro Crea, Claudio Rey y la acróbata Vanesa Berraud completan el elenco.
En la obra, el nuevo tango seduce al viejo y se arriman para bailar; un joven soñador, tras viajar a París, pide que la música de Buenos Aires, nacida en el arrabal, se modernice; y un cantor, con pose gardeliana, entona "Jacinto Chiclana", uno de los poemas de Jorge Luis Borges que Piazzolla musicalizó en 1965.
Ésas son algunas escenas. En otras, temas como el inolvidable "Adiós Nonino" -que este año cumplió medio siglo-, "Chiquilín de Bachín", "Libertango" o "Balada para un loco" suenan dentro de la selección de 16 temas que, a juicio de Rey, "es imposible" entre los 1.000 de la discografía de Piazzolla.
Walter, que representa al genial compositor, aunque no lo nombra hasta el final, cree que ésta, su tercera creación sobre el músico argentino, "es original" porque "la idea no era hacer una historia lineal ni una biografía, sino echarle fantasía al asunto".
Esa fantasía permite que el espíritu de Piazzolla se pasee por el patio de butacas del Teatro Haagen Dasz Calderón, donde se representa la obra, mientras el público que escucha su música se sienta incitado a romper con el pasado.
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