Este artículo se publicó hace 14 años.
Piden repensar el sistema monetario internacional ante la pujanza de los BRIC
La evolución de la economía mundial en el siglo XXI hace necesario repensar el funcionamiento del sistema monetario internacional y crear un orden nuevo, que incluya y cuente con la participación de las economías emergentes, según las conclusiones de un informe de expertos difundido ayer en Londres.
El informe, elaborado por encargo de Chatham House, el Instituto de Relaciones Exteriores de Londres, ofrece fórmulas para que las autoridades monetarias y los líderes políticos "preparen el terreno para un nuevo sistema y faciliten la transición".
El documento cuenta con las opiniones de reputados expertos y actores del sistema monetario, como DeAnne Julius, ex miembro del comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra, y Jim O'Neill, considerado el "ideólogo" de la banca estadounidense Goldman Sachs.
"Dentro de 20 años, el tamaño combinado de las llamadas economías BRIC (Brasil, Rusia, India y China) posiblemente equivaldrá al de Estados Unidos y la Unión Europea juntas. ¿Qué tipo de sistema monetario internacional será necesario en un mundo así?. ¿Podemos empezar a concebirlo hoy?", se preguntó O'Neill.
Los autores del trabajo coinciden en que la cuestión de la reforma no es algo nuevo, pero concluyen que la necesidad de empezar a trabajar en esto "es más urgente que nunca" y hacen una serie de recomendaciones sobre los pasos que deberían empezar a darse.
Los expertos expresan la conveniencia de idear un sistema de reserva multi-divisas, que se ajuste mejor a la realidad de "un mundo de bloque comerciales regionales -Europa, Asia, las Américas- junto a un dólar que es la divisa preeminente".
En este sentido, en el informe se sugiere promover un "uso extensivo" de los Derechos Especiales de Giro (SDR) como "una divisa supranacional, junto a las reservas de divisas internacionales que son emitidas por los respectivos Estados soberanos".
Los SDR fueron creados en 1969 por el Fondo Monetario Internacional (FMI) como una reserva internacional de activos con el objetivo de ser un complemento para el dólar y el oro bajo el Acuerdo de Bretton Woods sobre el régimen de tasa fija de cambio.
Se trata de una bolsa de divisas, del que actualmente forman parte el dólar, el yen, el euro y la libra esterlina, cuyos pesos relativos se ajustan cada cinco años (este año toca revisión).
En el terreno político, se pide promover el diálogo y la coordinación de políticas para promover la estabilidad, la confianza y un ajuste coordinado del sistema, con la meta de que los países y los individuos se pongan de acuerdo sobre una divisa de referencia.
También se aboga por el fortalecimiento del papel y de la legitimidad de las instituciones internacionales, por ejemplo con el refuerzo del papel de supervisión y control del FMI, de manera que pueda afrontar con más eficacia el problema de las tasas de cambio y el desequilibrio que esto genera en el sistema de pagos.
Se deben tomar pasos en este sentido para "salvaguardar el sistema frente al exceso de dependencia de un dólar debilitado, incluida la expansión de los Derechos Especiales de Giro".
Los autores del informe argumentan que "el tamaño del sistema monetario internacional en el siglo XXI se verá influido de manera significativa por los intereses y requisitos de los poderes emergentes", con especial incidencia de China, India y Brasil.
La conclusión y la advertencia es que "el sistema monetario basado en el dólar ya no es el adecuado para una economía mundial integrada y con un tamaño mucho mayor. Las economías en desarrollo que despuntan piden de manera creciente ser incluidas en un diálogo multilateral que ayude a crear un nuevo orden económico".
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