Este artículo se publicó hace 14 años.
El plan de reforma laboral no genera mucho entusiasmo
La propuesta del gobierno español para la reforma laboral, vital para recobrar la confianza de los inversores y poder esquivar un crisis presupuestaria similar a la griega, no fue recibida el sábado con demasiado entusiasmo en el país después de que el anteproyecto de las pensiones tampoco se aclarase.
Los comentaristas calificaron de débil el plan de la reforma laboral al no hacer frente a la cuestión del abaratamiento del coste del despido de los trabajadores.
Sin embargo, en una recesión que ha dejado sin trabajo a casi el 20 por ciento de los trabajadores españoles, la propuesta del viernes al menos consigue una luz verde inicial de cara al acuerdo entre sindicatos y empresarios.
Esta luz ofrece un respiro para el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que está luchando con una crisis de credibilidad y un altísimo déficit presupuestario que no puede reducir si no mejora las tasas de desempleo.
El diario El Mundo criticó a Zapatero por no presentar medidas más concretas. "Sigue dando la impresión de que Zapatero no es consciente de la magnitud de la crisis", manifestó en un editorial.
El Banco de España ha dicho que el país sólo puede conseguir salir de su depresión más profunda en 40 años a través de una reforma laboral.
La reforma laboral de Zapatero hará revivir las conversaciones que se habían estancado durante meses, amontonando los problemas de España. Aunque no ha eliminado la amenaza de una huelga general realizada por el mayor sindicato tras la mal llevada propuesta sobre las pensiones de la semana pasada, que enfureció incluso a los partidarios de Zapatero.
Hacer el mercado de trabajo español más eficiente aseguraría a los inversores que el gobierno será capaz de aumentar los ingresos por impuestos cuando se recojan los beneficios de la actividad económica derivados de los cambios, así como controlar el gasto social, como las prestaciones por desempleo.
Esto ayudaría a España a recortar el déficit presupuestario que alcanzó un 11,4 por ciento del Producto Interior Bruto en 2009.
La magnitud del déficit, junto a una crisis en Grecia, ha aumentado los temores de incumplimientos de pago en los países del sur de la zona euro y aumentó la difusión de los bonos del Tesoro español a 10 años sobre el bono alemán de referencia por encima de los 100 puntos de base.
GENÉRICO E INCONCRETO
El diario El País señaló que el plan de trabajo había tenido una respuesta positiva por parte de sindicatos y empresarios.
"Unas bases lo suficientemente genéricas e inconcretas como para ser bien recibidas a la vez por los representantes de trabajadores y empresarios", dijo, añadiendo que la reforma del mercado -- donde los costes de despido para los trabajadores a largo plazo se encuentran entre los más altos de Europa -- es indispensable.
Pero La Vanguardia acusó a Zapatero de querer "hacer una tortilla sin romper los huevos".
"Hay que ir... a un cambio estructural en el marco laboral que incentive la creación de empleo con un abaratamiento de los costes salariales", añadió.
Los economistas argumentan que si los empresarios pueden despedir a los trabajadores que sobran de manera fácil y barata, estarán más predispuestos a contratar a medida que la economía se recupere.
El documento del gobierno hace pocas propuestas concretas. Pero sugiere que los empresarios y sindicatos deben trabajar juntos para fomentar más contratos a tiempo parcial, reducir las horas de trabajo como alternativa a los despidos y recortar el desempleo de los jóvenes, actualmente en un 40 por ciento.
DISPUTA POR LAS PENSIONES
El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, inicia el lunes una gira de dos días en Londres para promover el plan de deuda del gobierno para 2010, y espera aumentar la confianza de los inversores.
Pero el intento del gobierno de comprobar los mercados de deuda puede ser difícil, al anunciar una impopular revisión del sistema de pensiones la pasada semana que causó un furor que aún tiene que calmarse.
El plan erosionó la buena voluntad entre los sindicatos, y sin embargo, puede echar por tierra las posibilidades de las conversaciones de la siguiente reforma laboral.
Bajo la presión por demostrar que no se va en la misma dirección de Grecia, el gobierno hizo un sorprendente anuncio que podría elevar la edad de jubilación de 65 a 67 años, sin haber discutido la decisión con nadie más.
"Se podía haber hecho con más mano izquierda", dijo Alastair Seymour, un director de Henderson Global Investors. "Para una reforma del sistema de pensiones necesitas tener consenso con los principales partidos de la oposición y los sindicatos".
Los efectos de la reforma de las pensiones no comenzarían hasta 2013 si es aprobada, provocando las quejas de que los tiempos tienen más que ver con la crítica internacional que con la gestión de la crisis de Zapatero.
Los salarios en España están vinculados a la inflación, y al no devaluarse como parte de la zona euro, la fuerza de trabajo ha perdido rápidamente competitividad frente a sus vecinos europeos.
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