Este artículo se publicó hace 15 años.
La Plaza de las Ventas recibe en pie a un Raphael incombustible
Sólo unas imágenes del cantante, proyectadas en las pantallas que rodeaban el escenario, han bastado para arrancar los primeros aplausos a un público que no ha esperado a que Raphael empezara a cantar para ponerse en pie.
El concierto comenzaba con retraso y el público de la Plaza de Toros de las Ventas empezaba a impacientarse cuando Raphael ha irrumpido en escena para cantar, a capella, "Cantares".
Las fans no habían hecho cola durante toda la tarde, ni se habían pintado el nombre de su ídolo en la cara, pero Raphael se aflojó la corbata y un suspiro colectivo, casi adolescente, recorrió toda la plaza.
Con prismáticos, colgantes con la silueta del artista y cámaras de fotos dispuestas para inmortalizar el espectáculo, las seguidoras de Raphael han hecho honor al término "fan" durante las tres horas que ha durado el concierto.
"Le adoro", afirmaba a EFE Chon, poco antes de entrar en la plaza. Para ella, Raphael "es un vicio, una droga" y una cita ineludible, "aunque mañana se casa mi hija, también raphaelista, pero todo merece la pena por él", asegura esta admiradora y miembro de la Asociación de Raphaelistas.
Chon no es la única que ha conseguido trasladar su furor por el cantante a su descendencia. Hijos e incluso nietos de los que comenzaron a escuchar a Raphael hace 40 ó 50 años han asistido al concierto para disfrutar de la voz del de Linares y de los duetos con cantantes que han participado en el disco "Raphael: 50 años después".
Miguel Bosé, el primero de los artistas invitados, ha compartido "Morir de amor" con Raphael que también ha cantado con Alaska ("No puedo quitar mis ojos de ti"), Ana Torroja ("Hijo de la Luna"), Manuel Martos ("El cielo puede esperar"), Dani Martín ("Peter Pan") y Ana Belén y Víctor Manuel ("Quiero abrazarte tanto").
Con David Bisbal ha llegado el "Escándalo", el baile y una de las canciones que más aplausos y vítores ha suscitado junto a "Mi gran noche", "En carne viva", "Frente al espejo" y "Yo soy aquel", con la que ha terminado el concierto.
Al final incluso los que Chon llama "los maridos sufridores" han disfrutado de la música y de la energía inagotable del artista de Linares.
Raphael ha llegado a Madrid en una gira que conmemora su 50 aniversario al pié del cañón y que le ha llevado por los escenarios de toda América, desde Buenos Aires hasta Nueva York, Rusia, y, durante el verano, España.
Sobre el escenario, Raphael ha bailado, ha lucido un bombín "como Sabina" -ha explicado-, ha tocado la armónica y se ha paseado con la chaqueta al hombro para recordar "a mis queridos imitadores, de los que jamás he recibido una peseta por derechos de autor, pese a que han repetido este gesto trillones de veces".
Tres horas y 45 canciones después de presentarse ante su público diciendo: "Parece que no, pero llegó: aquí están mis primeros 50 años sobre el escenario", Raphael ha abandonado el escenario mientras sus admiradoras le tiraban flores, coreaban su nombre y deseaban poder disfrutar de su música durante 50 años más.
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