Este artículo se publicó hace 16 años.
La población de Nueva Orleans siente angustia sobre el futuro de la ciudad
La población de Nueva Orleans se siente hoy angustiada sobre el futuro de la ciudad y el impacto devastador que puede causar mañana el poderoso huracán "Gustav", tres años después del desastre de el "Katrina".
La evacuación de la ciudad que comenzó el sábado se ha desarrollado de manera ordenada, y casi un millón de personas han salido de toda la región del delta del río Misisipi.
"Para mí, ya basta, no más", dijo a Efe, Mildred Henson, de 67 años, una jubilada que abandonó Nueva Orleans junto con su hija, Alice, y un perro. "He vivido toda mi vida allí, es mi ciudad, pero no sé si quiero volver".
La casa de Mildred y Alice, en el barrio de Metaire, sufrió graves daños cuando en agosto de 2005 el huracán "Katrina" inundó más del 80 por ciento de la ciudad.
La familia no pudo regresar a Nueva Orleans hasta un mes después, y para entonces la casa estaba carcomida por la putrefacción y los hongos.
"Sí, volveremos ¿a dónde podríamos irnos?", comentó Alice, quien tiene empleo en Nueva Orleans como bibliotecaria.
La devastación que dejó el "Katrina", y las imágenes que dieron la vuelta al mundo del desamparo de decenas de miles de damnificados que quedaron en la ciudad aislados, se mantienen en el recuerdo, a pesar de que la ciudad ha ido poco a poco renaciendo de la devastación.
Más del 60 por ciento de los habitantes volvieron y algunos sectores de la economía local son pujantes, se han limpiado las calles, se han reabierto muchos comercios y los vestigios del huracán "Katrina" han quedado casi relegados.
Pero todos los miles de millones de dólares del gobierno federal, del Estado de Luisiana y del sector privado pueden quedar otra vez en el aire ante la amenaza de el "Gustav", de categoría tres, que tocará tierra mañana, en algún punto de la costa.
"Padecer todo esto, otra vez es cansado", comentó a Efe Elias Ahud, un comerciante palestino colombiano, que tiene en el centro de la ciudad una tienda de teléfonos y cámaras digitales.
"Otra vez estamos metiendo todo en cajas, hay que tapiar las vidrieras. Es posible que volvamos, pero todo dependerá de cómo quede la ciudad. Pero resulta agotador", agregó.
Cindy, una estudiante de 19 años a quien la evacuación llevó con sus dos hijos, su padre y su madre a un hotel a más de 100 kilómetros al norte de Nueva Orleans se toma la emergencia con parsimonia.
Lo que más le molestaba, mientras la región aguarda el huracán, es la insistencia de su madre en que no se olvide de las tareas de la universidad.
"¿Volver a Nueva Orleans?", se preguntó. "Claro, claro que sí. Depende de si tendremos una casa a la que volver".
La vivienda de la familia está en West Bank, en el municipio de Jefferson, justo al otro lado del río y al sur de Nueva Orleans, y esa es una de las zonas donde las autoridades apuraron la evacuación y temen la gravedad de la marejada que levante el "Gustav".
Douglas Stern, de 47 años, considera su regreso a Nueva Orleans con más resignación que entusiasmo.
Es carpintero y la casa que comparte con su esposa Karen sufrió daños moderados en 2005, pero no le ha faltado el trabajo en la reconstrucción de todas las casas dañadas.
"Trabajo hay y supongo que si hay ciudad después de el 'Gustav' volveremos a Nueva Orleans", dijo Stern.
"Pero desde 2005 ha sido un problema cobrar los trabajos: la gente no tiene dinero, y tratar con las compañías de seguros es un infierno", agregó.
A media tarde, las autopistas siguen todavía atestadas de vehículos en un lento éxodo y las autoridades estatales informaron que tres enfermos graves fallecieron durante la evacuación masiva.
La policía detuvo a dos sospechosos de saqueos.
La colonia de 300 españoles de Nueva Orleans y los alrededores ha sido evacuada con la gestión del cónsul español Daniel Chamorro que se ha trasladado a Birminghan (Alabama) para coordinar la asistencia.
El gobernador de Luisiana, Bob Jindal, destacó que no es posible quedarse en la ciudad y los alrededores y que la Guardia Nacional garantizará la seguridad y protegerá los bienes.
Jindal dijo en una conferencia de prensa en la capital de ese estado, Baton Rouge, que se han movilizado un total de 50.000 soldados de la Guardia Nacional, y que hay 16.000 adicionales para que apoyen las tareas de socorro de damnificados y la vigilancia de las zonas despobladas.
"Ahora es el momento de irse, queda tiempo, tomen en serio esto. No se conformen con que algunos pronósticos dicen que es un huracán de categoría 3, puede ser mucho, mucho peor", declaró Jindal, al insistir en el mensaje que han reiterado las autoridades.
La presencia de policías y soldados de la Guardia Nacional es ostensible para mantener el orden y mostrar, además, que se será implacable con quienes se escondan para cometer actos de pillaje.
El alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, reiteró en unas declaraciones a una emisora local de radio, que "no habrá la menor tolerancia para los saqueadores, y cualquier persona detenida que esté saqueando irá directamente a la cárcel".
En la ciudad y los barrios se aplicará desde el anochecer un toque de queda que se extenderá hasta el amanecer.
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