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"La pobreza es un futuro que nos da miedo"

Mathias Énard (Niort-Francia.1972) es escritor, periodista y traductor. Ha vivido en Irán, Egipto y Siria. En el año 2000 se estableció en Barcelona, donde trabajó como profesor universitario de árabe.

CRISTIAN JARA

Mathias Enard (Niort-Francia.1972) es escritor, periodista y traductor. Ha vivido en Irán, Egipto y Siria. En el año 2000 se estableció en Barcelona, donde trabajó como profesor universitario de árabe. Inició su carrera literaria con La perfección del tiro, 2004 de ahí vinieron Remontando el Orinoco, 2006 El manual del perfecto terrorista, 2007 Zona, 2008 Habladles de batallas, De reyes y elefantes, 2011, El alcohol y la nostalgia, 2012. Calle de los ladrones, (Mondadori, 2013), su más reciente novela relata las tribulaciones de un joven marroquí de Tánger que, en medio de las revueltas en el mundo árabe y la crisis española se enfrenta a una odisea personal de la que librarse no parece nada fácil.

En este caso ¿tenías la historia en mente hace tiempo o se te ocurrió a medida que surgían los acontecimientos de la la primavera árabe?

Era un proyecto que tenía desde hace años pero nunca se había plasmado en una historia real puesto que no había visto en qué escenario podía construir una historia de adolescencia, de pase a la edad adulta. Cuando empezaron los acontecimientos en el mundo árabe vi que era un terreno que me interesaba mucho por mi relación cercana con esa cultura, es así como surge la novela donde por un lado está la historia como tal y por el otro la relación existente con la novela de aventuras y la novela negra.

Una novela que más bien parece iniciática...

Exacto. Tiene algo de Bildungsroman, como dicen los alemanes, novela de iniciación. Algo como El guardián entre el centeno pero en árabe.

Aunque la historia podría transcurrir en cualquier lugar...

Claro; porque la idea era construir un artefacto donde lo que pasa en el mundo árabe o en España tuvieran un sentido propio dentro del libro y se pudiese leer perfectamente dentro de veinte o cuarenta años en cualquier lugar. Si bien utilizo hechos reales que leí o vi en televisión y todo lo que pasa en el libro está documentado, no es una novela periodística.

Yo veo una novela realista de diversos giros narrativos. Desde que a Lajdar (personaje principal) lo echan de casa por acostarse con su prima...lo metes en una infinidad de situaciones...

Es lo que me interesaba. Pero por otro lado Basam, Lajdar y Meryem, (personajes cruciales de la novela) son lo mismo desde distintas perspectivas. Lajdar al final lo que hace es deshacerse del lado oscuro de su personalidad.

Que lo acompaña hasta el final...

Sí.

Su familia no le perdona...

Más bien él siente mucha vergüenza y humillación como para volver a Tánger. Cabe señalar que son sentimientos muy fuertes siempre presentes en los países árabes, pero eso mismo lo empuja a él para seguir adelante.

¿La novela también es una crítica a Occidente?

Yo creo que sí. De eso sirve la mirada del viajero, Lajdar precisamente nos describe de donde viene pero también lo que ve con sus propios ojos en Europa. Hay una crítica pero no es realismo social, sino una crítica a la pérdida del sentimiento y al sentido de la vida en Europa; es una crítica a cierta tendencia hacia el miedo, la violencia, la rabia; en vez de ver otros aspectos de la vida.

Es evidente que Lajdar huye del resentimiento, la pobreza y el miedo; ahora bien: tal como está diseñado el sistema en el que actualmente vivimos ¿crees que es de lo que todos empezamos a huir?

Sí: creo que actualmente es algo muy presente en nuestra sociedad, incluso si no estamos de momento tan pobres la pobreza es un futuro que nos da miedo; así como también nos da miedo la posibilidad de que exista una confrontación con la violencia.

¿Porque en otros tiempos ya ha ocurrido?

Sí o por lo que está pasando en otro lugar no tan lejano. Antes se hablaba del miedo al mal, miedo al fin del mundo, en cambio lo de ahora es algo que está muy presente, la delincuencia urbana existe en las ciudades pero también en los pueblos donde la gente tiene cada vez más miedo al extranjero, a la diferencia, eso es algo que está más presente, pero yo creo que por la crisis ahora lo vemos más. Es como una bola que se va autoformando. También hay una crisis de la confianza como dirían los economistas.

Y claro cuando eso se pierde...

Es difícil de recuperar.

Bueno pero ¿en algunos casos se ha recuperado no?

Sí, después de una buena guerra. (Risas)

Se suele decir eso en broma pero a veces es cierto que tiene que producirse un cambio radical para que todo vuelva a fluir como antes.

Esperemos que no llegue hasta tal extremo pero es posible.

Para Mario Vargas Llosa, Gustave Flaubert es el mejor ejemplo del esfuerzo, disciplina y terquedad en la escritura ¿Piensan así también los escritores franceses?

En Francia existe lo que se llama la santa trinidad: Flaubert, Proust y Celine.

Aunque a Celine le anularon el homenaje...

Es que junto con muchos escritores del siglo XX estaba incluido en un catálogo hecho para las escuelas como parte de un homenaje oficial a la literatura francesa y pues es verdad que oficialmente poner a Celine como cualquier otro intelectual resultaba tendencioso porque por una parte es un gran escritor pero por otra: un tipo bastante despreciable.

Crees que eso desmerece su obra. Es decir...autores como Ezra Pound o Celine, solo por mencionar a algunos a tu juicio: ¿no habría que leerlos?

Hay que leerlos pero hay una parte de su obra donde ellos ceden hasta la locura, donde se ve muy bien que ya no es 'obra' sino divagaciones de locos, eso hay que decirlo. Celine en su obra tiene una parte antisemita repugnante. Y Ezra Pound tiene un par de cantos que son una locura peligrosa. Los dos escaparon por los pelos de la pena de muerte.

¿Tú eres escritor por vocación por accidente o por resignación?

Tengo una relación muy estrecha desde siempre con la escritura, la primera parte de mi vida escribía temas académicos, artículos científicos. Yo publiqué mi primera novela en 2003. Tenía 32 años. No sabía que iba a escribir novelas ni a ser escritor, pero siempre tuve pasión por la literatura, por los libros...

¿Escribes todos los días?

Cuando me involucro en un proyecto literario necesito trabajar de manera regular, porque si me aparto de la novela una semana sé que otras dos semanas me va a costar volver a entrar. Escribo desde temprano alrededor de cuatro horas, por la tarde leo, investigo; corrijo.

Diez años después ya se nota el oficio...

Puede ser...quizá con la experiencia uno empieza a saber cómo armar tramas, pero esos son los proyectos que me interesan más ahora: una novela de novelas con muchas historias en su interior. Para mí el papel del escritor es darle sentido a estos acontecimientos reales en relación con todos los otros y aparte de esto tener un principio y un final, que haya un eje para que el lector pueda seguir, que haya tensión, conseguir que se unan las fichas para que todo esto adquiera un sentido dentro del propio libro sin ir más allá de él. Así es como veo yo mi papel de novelista.

¿Calle de los ladrones dará para una trilogía?

No, pero quizá retome al personaje más adelante en otra historia.

Me llamó la atención tu personaje Cruz que se gana la vida gracias a los muertos.

Sí. Tiene algo onetiano. La parte de Cruz es un capítulo Oneti: algo así como estar en Santa María. (Ciudad mítica creada por el escritor Juan Carlos Onetti).

Por último: en lo referente al movimiento 15M que aparece también en la novela, ¿puede pasar a la historia igual que mayo del 68?

No: todo puede suceder pero de momento no. Digamos que el movimiento 15M no ha ido tan lejos como para ser comparado con mayo del 68, por varios motivos pero sobre todo por uno muy interesante. Si uno compara lo que pasó en los países árabes y en España pues estamos hablando de la misma generación; de esta generación que tiene entre 16 y 30 años y que en Túnez hicieron la revolución y echaron al dictador Ben Alí, existe el mismo principio porque ambos movimientos ocuparon el espacio público movilizándose por Twitter, Facebook, pero en España el movimiento topó en contra del propio estado de derecho. Al final fueron los propios diputados quienes dijeron: 'el pueblo somos nosotros, no ustedes', lo cual en cierta medida es cierto. Vivimos en un estado de derecho donde el ciudadano puede votar y en teoría la clase política es la que tiene que representar. España necesita un gran cambio político institucional, cerrar la etapa de la transición y pasar a otro proyecto, cambiando instituciones, constitución, formas de relacionarse entre la política y el pueblo y eso claro... podría darse como consecuencia de las secuelas del 15M.

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