Este artículo se publicó hace 16 años.
Un poderoso club de países que se resiste a abrir la puerta
Los líderes del G8 abrieron hoy su cumbre anual en un lluvioso Hokkaido (Japón) entre divergencias por una eventual inclusión de las economías emergentes en este selecto club de países, como propone el francés Nicolas Sarkozy.
El primer ministro japonés, Yasuo Fukuda, daba la bienvenida en un lujoso hotel de Toyako a sus socios de EEUU, el Reino Unido, Alemania, Rusia, Francia, Canadá e Italia, que suman el 58 por ciento del PIB mundial, y a siete líderes africanos.
Es la cumbre del G8 más extensa desde 1975 pues acogerá hasta el miércoles a mandatarios de 22 países: sus ocho miembros, siete economías avanzadas -entre ellas los emergentes China, la India, Brasil, México y Sudáfrica- y siete naciones pobres, que quieren que las ricas mantengan sus promesas de ayuda al desarrollo.
En plena crisis económica, el G8 dedicó su primera jornada de reuniones al desarrollo de África, ante el objetivo japonés de avanzar en el cumplimiento de las metas de la ONU para 2015, pero previamente hubo una cierta polémica en los pasillos.
Francia y Estados Unidos discreparon públicamente sobre la opción de abrir la puerta a economías emergentes como China, cuarto PIB del mundo, debido a su creciente peso frente al que ejercen, entre otras, Rusia, superada en peso económico por Brasil.
En una entrevista que publica hoy el diario japonés "Yomiuri", el presidente francés Sarkozy indicó que el G8 necesita convertirse en un G13, con la suma de las cinco economías emergentes, para demostrar que toma decisiones "con justicia".
El primer ministro británico, Gordon Brown, apoya de una u otra manera esa idea pues cree que países como la India "deben estar representados en el nuevo orden".
Pero Estados Unidos y Japón, la primera y segunda economía del mundo que se ven amenazadas por el creciente poderío chino, están en desacuerdo y así lo han dejado saber durante esta reunión, que se celebra en un aislado enclave del norte nipón.
Un portavoz del Gobierno de EEUU expresó hoy a Efe su oposición a la idea de Sarkozy al considerarla innecesaria, pues cree que el sistema actual permite la incorporación de otros países sin necesidad de alterar el formato del G8.
Yasuo Fukuda también ha señalado que no cree que sea el momento de una expansión de este foro de países.
"Esta cumbre ofrece una oportunidad valiosa y significativa para que un limitado número de países asuman una gran responsabilidad en la sociedad internacional para intercambiar opiniones de forma franca", apuntó el primer ministro japonés.
Japón se ve cómodo como único país asiático miembro del Grupo de los Ocho y no quiere ver a China demasiado cerca, según analistas citados por medios nipones.
El poderoso club de países reunido en Hokkaido nació en 1975 tras la crisis del petróleo con seis miembros, a los que se unieron al año siguiente Canadá y Rusia en 1997, cuando las ocho naciones acumulaban el 65 por ciento del Producto Interior Bruto mundial.
Ahora suponen el 58 por ciento del PIB mundial, mientras China es la cuarta economía, y emiten el 60 por ciento de los gases que producen el efecto invernadero.
Y, aunque Estados Unidos no quiere la ampliación del G8, sí defiende en este foro que las dos economías asiáticas emergentes, la India y China, se involucren en un acuerdo vinculante para reducir las emisiones de CO2.
Japón, uno de los grandes emisores de gases contaminantes que ha reducido además drásticamente su ayuda al desarrollo, se esfuerza por lograr un acuerdo que le permita presentar esta cumbre como un éxito, mientras activistas no gubernamentales temen que será un retroceso con respecto a las celebradas en años recientes.
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