Este artículo se publicó hace 17 años.
El poeta Pere Gimferrer destaca su "inmensa deuda" con Octavio Paz
El escritor catalán Pere Gimferrer destacó hoy, al recibir el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo, "la inmensa deuda" que tanto él como "varias generaciones de escritores" tienen con el Premio Nobel de Literatura mexicano, que "como muy pocos autores encarnaba la poesía en el mundo coetáneo".
La entrega del premio, uno de los más importantes en lengua española, tuvo lugar en la Residencia de Estudiantes, en un acto en el que el ministro de Cultura, César Antonio Molina, afirmó que para las personas de su generación Octavio Paz "representa el magisterio más alto en el campo de la poesía y el ensayo en lengua española.
"Nuestra visión de las tradiciones literarias modernas está marcada por libros como 'El arco y la lira' o 'Los hijos del limo'", subrayó Molina en presencia de Marie José Paz, la viuda de Octavio Paz y presidenta de la Fundación que lleva el nombre del escritor; del crítico Josep María Castellet, de José Jiménez, miembro del jurado que concedió el premio y actual director general de Bellas Artes, y de numerosas personalidades.
Como destacó el ministro, el acto de esta tarde tenía "un simbolismo especial" porque, "por primera vez" se ha entregado el premio en España (habitualmente se hace en México) y porque, "también por primera vez, se entrega a un escritor que escribe en castellano y en catalán".
"Pere Gimferrer es uno de los más destacados amigos de Octavio Paz en España y uno de nuestros mejores poetas y ensayistas. Su obra poética supuso, en los años sesenta, una renovación del imaginario poético español", dijo el ministro.
En un discurso titulado "Homenaje", el premiado recordó que su larga amistad con Octavio Paz ya quedó documentada en el volumen de epistolario "Memorias y palabras", que reúne las cartas que le envió el escritor mexicano entre 1966 y 1997, y en su ensayo "Lecturas de Octavio Paz".
Pero Gimferrer (Barcelona, 1945) quiso referirse hoy a los años en que aún no había conocido a Paz y a los transcurridos desde su muerte en 1998, período este último en el que "la ausencia física de Octavio no empaña la permanecida irradiación de cuanto escribió", y en el que sus textos "vuelven a ser mi interlocutor".
Cuando el poeta catalán descubrió a Paz hacia 1962, el escritor mexicano "era, en la práctica, el único poeta hispánico de entonces vinculado estética y personalmente al movimiento surrealista" y "nadie como él hacía suyas las premisas estilísticas y morales" de lo que no era sólo una tendencia literaria o artística, sino "una actitud ante el mundo".
En Octavio Paz veía Gimferrer "la verdadera continuidad de la Generación del 27" y veía también, "al fin, a un poeta hispánico distinto a Lorca", sin que estas palabras afecten "en nada" a "la admiración sin límites" que el autor de "Arde el mar" siente por el poeta granadino.
La amplia obra de Octavio Paz es, en opinión de Gimferrer, "un aguijador y fecundador bombardeo de propuestas germinativas", que dejó una profunda huella en la poesía y en el ensayo del escritor catalán, como "en gran parte" de los escritores hispánicos contemporáneos.
"Es inmensa mi deuda y la de varias generaciones de escritores para con Octavio", subrayó el galardonado, quien "en los últimos cinco años" ha sentido siempre a Paz como "el destinatario" de los libros que ha ido escribiendo.
Gimferrer destacó también la importancia de que la entrega del premio haya tenido lugar en la Residencia de Estudiantes, una institución con la que tuvo "fuertes vínculos" el escritor mexicano y en la que vivieron amigos suyos como Alberti y Buñuel.
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