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El Pop Art se cuelga

Los iconos pop dan el salto a los bolsos  hechos a mano en Pandora’s Bags

Isabel Repiso

Chapas, camisetas y ahora… bolsos. Los amantes de los iconos pop están de enhorabuena porque a los tradicionales soportes de sus adorados mensajes se suma el accesorio por excelencia, ese preciado objeto que Louis Vuitton anunció ante la voluptuosa silueta de Scarlett Johansonn.


Reyes Fernández comenzó a diseñar bolsos por puro hobby. Su particularidad es que evocan artículos que marcaron a toda una generación. Es el caso del Cola-Cao o del juego de la oca. “Heredé muchas cosas de mi abuela”, comenta risueña. Y decidió emular a Warhol, sólo que en lugar de la sopa Campbell fotocopió la cubierta de una caja de galletas. Los modelos tuvieron tanto éxito que pronto recibió encargos de sus amigos. Y el boca a boca funcionó tan bien que las peticiones pronto superaron a su círculo de amistades. Hoy por hoy, distribuye sus bolsos en tiendas de diversos puntos de España y organiza exposiciones para venderlos.     


El éxito de Pandora’s bag radica, además, en su formato, que recuerda a los recatados bolsos que puso de moda Jackie Kennedy en sus actos oficiales. Por supuesto, el saber que es un artículo exclusivo, al margen de producciones masivas es otro punto a favor y es que el handmade es casi una marca más, que, por supuesto, se paga. Dependiendo del modelo, cuestan entre 35 y 60 euros.


Fernández se ha recorrido el madrileño barrio de Malasaña para promocionarlos mediante exposiciones en algunos bares de la zona, como La vaca austera, Lola loba, La caracola, El quijote, Las hijas de Abel, La 80 y La concha, que además es el punto de venta fijo en La Latina. Y también los ha distribuido a tiendas de Salamanca, Vigo, Sevilla, Toledo y Conil de la Frontera (Cádiz).


Con dibujos manga
“El comentario más extendido es que son graciosos y divertidos, aunque luego cada consumidor tiene sus preferencias”. Fernández explica que los más jóvenes piden que aparezcan personajes de cómics manga, mientras que otros prefieren la adhesión a “productos caseros, como el caldo Avecrem o Maggi”.    


Aunque jamás pensó en dedicarse a ello, el último año Fernández ha logrado vivir de sus propuestas pop, lo que le impulsó a pasarse al diseño de relojes. “Eso sí, con jornadas laborales de 10 horas diarias”, aclara. Su sueño es lanzar una línea de “objetos funcionales domésticos”, aunque se muestra pesimista a la hora de valorar el mercado artesanal. “Cada vez menos gente se dedica a esto”, lamenta.

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