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Un posible hábitat de vida en una luna de Júpiter

El satélite Europa tiene una gran burbuja de agua líquida

N. D.

Un equipo de investigadores estadounidenses dice haber detectado en Europa, la luna helada de Júpiter, una masa de agua líquida con un volumen igual al de los Grandes Lagos que se extienden entre EEUU y Canadá. El hallazgo, publicado en Nature, se basa en fotografías de la "joven y atormentada" corteza de Europa tomadas hace años por la sonda Galileo y su comparación con las que pueden observarse en lugares como Islandia o la Antártida.

"El agua puede representar un hábitat potencial para la vida y es posible que existan muchos otros lagos en las regiones de hielo poco grueso de Europa", aventura la Universidad de Texas (EEUU) en un comunicado comentando el trabajo de su investigadora Britney Schmidt, primera autora del trabajo.

El estudio fue anunciado ayer a bombo y platillo durante una rueda de prensa de la NASA, que actualmente está estudiando enviar una sonda a Europa. "Este puede ser un lugar donde haya vida en la actualidad", explicó ayer Schmidt durante una charla titulada "Lagos escondidos" y en la que escenificó el comportamiento de los icebergs de Europa con la ayuda de un vaso de agua con hielo.

El estudio no es ni mucho menos el primero en afirmar que Europa esconde mares líquidos. Muchos otros equipos lo han defendido antes basados en los enormes canales, grietas y abombamientos que muestra la superficie del satélite fotografiado por sondas espaciales. Donde hay agua líquida, seguramente salada en este caso, puede haber vida, lo que sitúa a este satélite como objetivo privilegiado de futuras misiones en busca de seres extraterrestres. "Desde el punto de vista de habitabilidad, de presencia de vida, [Europa] es un punto caliente en el universo", explica Felipe Gómez, investigador del Centro de Astrobiología en Madrid.

El nuevo trabajo se centra en Conamara Chaos y Thera Macula, dos puntos situados en los llamados "terrenos del caos". Son formaciones "casi circulares de hielo resquebrajado". La primera es una especie de cúpula elevada sobre el terreno y la segunda, una depresión con forma de olla. Los autores las comparan a los hielos que cubren volcanes activos de Islandia o zonas del hielo antártico en las que el calor forma grandes bolsas de agua líquida "con forma de lente" bajo la superficie. Esas grandes burbujas crecen en tamaño hasta que la corteza se parte en icebergs que quedan flotando.

Los investigadores han construido un modelo de cuatro fases que reproduce ese mismo fenómeno en Europa y que es coherente con el aspecto exterior de las dos zonas estudiadas. Cuando aparece la bolsa de agua, la corteza se viene abajo, dando lugar a calderas como Thera Macula, con una depresión de "entre 400 y 800 metros", dijo Schmidt. Su estudio asegura que, cuando Galileo tomó sus imágenes, el agua allí estaba líquida. Bajo el hielo habría entre 20.000 y 60.000 km3 de agua, que como poco equivalen a todos los Grandes Lagos juntos. Cuando el calor cesa y la masa de agua se vuelve a helar, dice el trabajo, la corteza queda abombada y elevada con ese aspecto "torturado" que muestra Conamara Chaos.

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