Este artículo se publicó hace 15 años.
Pozuelo prohíbe el botellón para el resto de sus fiestas
El municipio madrileño vetará beber alcohol en la calle tras los graves incidentes del pasado domingo. Los expertos creen que estas medidas restrictivas no sirven para atajar el problema
El alcalde de Pozuelo de Alarcón (Madrid), Gonzalo Aguado, prohibirá con efecto inmediato el botellón en la localidad. El anuncio llega tras los incidentes acontecidos el domingo pasado, que dejaron 10 policías heridos (dos de ellos de gravedad) y una veintena de jóvenes detenidos. La multitudinaria trifulca concluyó con contenedores y coches-patrulla quemados, barricadas en las calles y el intento de asalto a una comisaría.
Con esta medida, el Gobierno municipal de Pozuelo pretende eliminar de sus ordenanzas las excepciones a la ley autonómica contra el botellón de la Comunidad de Madrid. Dicha norma permite beber en la calle durante las fiestas patronales. El Ayuntamiento de Pozuelo pretende ahora acabar con esta posibilidad y prohibir durante todo el año el consumo de alcohol en la vía pública. Aun así, el número de jóvenes que practican el botellón no para de crecer, a pesar de la amenaza de ser multados, tal y como recoge la ley madrileña aprobada en 2002.
Desde 2008 las multas en Madrid han aumentado hasta un 38%
Ninguna de las distintas leyes autonómicas nacidas después de una propuesta del Gobierno de José María Aznar han servido para atajar el problema del botellón. Todo lo contrario: lo han transformado en una nueva vía de ingresos. Por ejemplo, en Madrid, este tipo de sanciones ha aumentado año a año hasta llegar a la cifra de 170 multas diarias durante los siete primeros meses de 2009, lo que supone un aumento del 38% sobre el año 2008.
También en el resto de España las medidas punitivas son las más extendidas. En Alicante se han tramitado más de 600 multas de 90 euros durante el mes de agosto, lo que supone la mitad de las puestas durante todo el año. En cambio, en Barcelona no se persiguen las concentraciones masivas de jóvenes, sino que se sanciona la venta ambulante de bebidas alcohólicas. En lo que va de año, se han sancionado 15.000 de estas infracciones en la capital catalana, lo que significa un aumento del 78% respecto al ejercicio anterior.
Fortaleza del grupoPara el sociólogo y autor del libro Adolescentes, ocio y consumo de alcohol, Joaquín Girón, estas leyes no funcionan porque los jóvenes " se hacen fuertes como grupo contra los vecinos, los paseantes y las fuerzas de seguridad cuando intentan arrebatarles ese espacio que consideran suyo". No en vano, para Girón "el botellón es un fenómeno que surge con la búsqueda de un espacio propio de un grupo de edad, los adolescentes, que no tienen acceso a ofertas de ocio nocturno más adultas por su edad o por carencias económicas".
En ese sentido, la Junta de Andalucía desarrolló una legislación más laxa en la que se entiende el botellón como una expresión social. La ley andaluza obliga a las administraciones locales a "habilitar espacios, bien comunicados mediante transporte público, en áreas en las que no se entre en conflicto con las necesidades e intereses de otros colectivos de ciudadanos" para intentar "eludir ruidos, suciedad y un abusivo consumo de alcohol".
"El botellón es un fenómeno que surge con la búsqueda de un espacio propio de un grupo de edad"
Bajo esta premisa, varias grandes ciudades andaluzas pusieron a disposición de los jóvenes zonas habilitadas para estos menesteres, con un resultado nefasto. En Granada se han llegado a hacinar 20.000 jóvenes en un mismo lugar, lo que ha provocado decenas de comas etílicos y la necesidad de atención de los servicios de emergencias. A pesar del fracaso de la iniciativa, localidades como Córdoba y Sevilla han seguido este camino.
El profesor de sociología de la Universidad de Extremadura y autor de diversos ensayos sobre este fenómeno, Artemio Baigorri, opina que "los botellódromos no solucionan el problema, sólo lo trasladan para evitar los conflictos de convivencia con los vecinos". Sin embargo, "la sociedad olvida que uno de los principales problemas del botellón es el acceso que los menores tienen al alcohol". Baigorri también apunta que las actuales medidas no son eficaces porque "ya no se trata de un fenómeno coyuntural sino que es un elemento estructural del ocio nocturno, y si se quiere controlar hay que tratarlo como tal". Aunque para Baigorri el principal problema "es la mala socialización del consumo de alcohol. En definitiva, se necesita más educación".
En otras ciudades como Toledo, Ciudad Real, Zaragoza e incluso Madrid aunque aquí la aplicación es casi nula se permite anular la multa imponiendo trabajos comunitarios a los infractores.
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