La renuncia de José Antonio Griñán a presentarse de nuevo candidato a la Presidencia de la Junta andaluza ha cogido al PP de la comunidad inmerso en una crisis de liderazgo que empezó con la renuncia de Javier Arenas y continúa con la gestión de Juan Ignacio Zoido al frente de los conservadores de Andalucía. El PP andaluz lleva tiempo reclamando a la dirección nacional que defina un liderazgo autonómico claro, sobre todo, porque el alcalde de Sevilla no tiene intención de presentarse a las elecciones autonómicas previstas para 2016, según sigue manteniendo en su entorno.

Los conservadores reconocen que la del presidente socialista ha sido 'una buena jugada', primero, porque logra desviar el primer plano del debate desde el escándalo de los EREs hacia su sucesión en Andalucía y la de Alfredo Pérez Rubalcaba en Madrid. El secretario general del PSOE ha contado con el respaldo sin fisuras de Griñán en todas sus actuaciones desde que ganó el liderazgo socialista a Carme Chacón, aunque ésta había sido respaldada inicialmente por el andaluz. La retirada de Griñán y una sucesión rápida dando paso a otra generación más joven es inevitable que genere comparaciones con la situación de Ferraz.

La segunda derivada de este anuncio del también presidente del PSOE se encuentra en la débil posición del PP en Andalucía, que no consigue remontar en las encuestas con un liderazgo cuestionado en sus propias filas por los conservadores de las provincias. Griñán es consciente -y así lo razonan en el PP- de que mejor anunciar ahora su marcha, cuando el principal partido de la oposición navega en la indefinición más absoluta en este sentido, más allá de algunos nombres que suenan sin fuerza para ser los candidatos o candidatas (José Antonio Nieto, alcalde de Córdoba; Esperanza Oña, alcaldesa de Fuengirola, o Juan Manuel Moreno, secretario de Estado de Asuntos Sociales, entre otros)

La cúpula del partido, sin embargo, no quiere abrir ese melón ahora, mucho menos a rebufo de lo que haga Griñán y precipitadamente. De momento, Zoido cuenta con el apoyo más importante en este sentido, el de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, de quien se ha convertido en persona de absoluta confianza frente a las suspicacias que le genera a la presidenta de Castilla-La Mancha la figura del ex barón andaluz, Javier Arenas. En el PP de la Comunidad, sin embargo, hay un sector que cree que es éste quien debe pilotar el proceso de elección de candidato del PP a la Junta, por su conocimiento de la compleja realidad andaluza y porque un candidato elegido por él tendrá más empuje en una de las pocas regiones que se resiste a los conservadores.