Este artículo se publicó hace 15 años.
El PP pierde Benidorm igual que lo ganó en 1991
Los ediles socialistas, ya fuera del PSOE, votan con un tránsfuga la moción de censura en un pleno lleno de tensión y reproches
Con la euforia, el nuevo alcalde de Benidorm acabó la mañana de ayer parafraseando a Kennedy ante cientos de militantes socialistas que le aclamaban enfervorizados en el vestíbulo del Consistorio. En lo más alto de una gran escalera, y sin desprenderse ni un momento del collar dorado con el que había sido investido alcalde, Agustín Navarro declaró: "Preguntadme todos qué podéis hacer por esta ciudad, no qué puede hacer Benidorm por vosotros".
La previsible respuesta del público fue una ovación. Era la una del mediodía y acababa de finalizar el pleno en el que los 12 concejales que hasta hace diez días representaron al PSOE en la localidad cumplieron su anuncio de arrebatar el poder municipal al PP. Lo hicieron a través de una moción de censura firmada en compañía de un tránsfuga, José Bañuls, salido de las filas del propio partido conservador.
El pleno fue muy tenso. Volaron los reproches de una a otra bancada y abundaron los abrazos inverosímiles y forzados, tanto entre los nuevos compañeros de Gobierno, Navarro y Bañuls, hasta antes de ayer rivales políticos, como entre concejales del PP de reconocida enemistad la zaplanista Gema Amor y el campsista y ya ex alcalde, Manuel Pérez Fenoll. Por su parte, Maite Iraola fue uno de los focos de atención por su doble condición de edil socialista y madre de Leire Pajín, número tres del PSOE y contraria a la moción. Para evitar acrecentar el morbo de la jornada, cedió su turno de palabra a otro concejal.
Sin siglas políticas
El nuevo alcalde protagonizó la intervención más conciliadora de la sesión. Llamó a colaborar a los ediles del PP y llegó, incluso, a brindarles su comprensión: "Yo sé que es un momento duro y ustedes saben que yo lo sé", afirmó, en referencia a la moción de censura con la que los conservadores, dirigidos por Eduardo Zaplana, llegaron al poder en Benidorm hace 18 años, gracias al pacto con una tránsfuga socialista, Maruja Sánchez.
Más tarde, uno de sus concejales, Jaime Llinares, volvió a referirse a la herida abierta de la moción de 1991. Se felicitó de que la tránsfuga se vea obligada a abandonar su puesto de asesora municipal al servicio del PP, que ocupaba desde entonces, y que "tanto ha costado al erario público".
El portavoz del PP, Antonio Pérez, recordó que los ediles que ahora toman el mando pidieron la baja el 10 de septiembre del PSOE, cuya cúpula les había amenazado con la expulsión. "Hoy nos habla el portavoz de no sabemos qué", espetó Pérez a Navarro. El ex alcalde Pérez Fenoll, muy criticado desde algunos sectores de la militancia benidormí por su falta de liderazgo, deseó "mucha suerte" al nuevo primer edil, pero abandonó el salón de plenos sin estrecharle la mano.
De fondo, los asistentes al pleno oyeron los gritos de los cientos de personas congregados en el vestíbulo. Abundaban los militantes del PSOE, que acudieron en masa a apoyar la moción a pesar de la oposición expresa de sus dirigentes. "Yo he venido a sacarme la espina de hace 18 años", explicó uno de ellos, cómodamente instalado en el salón de actos del Consistorio, donde una pantalla gigante transmitió en directo la sesión.
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