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"La predicción del seísmo fue una coincidencia"

Un geólogo italiano avisó de la cercanía de un gran movimiento telúrico

DANIEL MEDIAVILLA

Giampaolo Giuliani, un investigador en el Laboratorio Nacional de Física de Gran Sasso en Italia, había predicho el terremoto. Los temblores que se repetían en la zona a intervalos regulares desde enero y las concentraciones de gas radón detectadas en torno a áreas de actividad sísmica le convencieron. Poco después de lanzar la señal de alarma, furgonetas con altavoces recorrieron la región de Aquila (Italia), aconsejando a la gente evacuar sus hogares.

La profecía no se cumplió en la fecha fijada y las autoridades de la zona acusaron al científico de provocar el pánico sin necesidad. Pero ayer la predicción del geólogo se hizo realidad y Giuliani echó en cara a los políticos que la tragedia podía haberse evitado.

Pese a su acierto, los expertos no creen que eso signifique necesariamente que su aviso tuviese fundamento científico. Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Española afirma que 'aunque existen precursores de los terremotos, como las emisiones de gas radón, no pueden utilizarse como un método de predicción preciso'. 'Fenómenos de este tipo se dan en más ocasiones y no siempre terminan con un gran terremoto', añade.

La geofísica María José Jurado, del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (CSIC), trabaja en varios proyectos que tienen el objetivo de mejorar la predicción de terremotos. En su opinión, pese a que conoce a Giuliani y le considera un científico serio, la confirmación de sus augurios 'es una coincidencia'. 'Todavía no hemos alcanzado el nivel científico para poder decir dónde y cuándo se va a producir un terremoto', asegura.

Para avanzar en la predicción de seísmos, los científicos están bajando a las profundidades de la Tierra para colocar sensores junto a las fallas que la hacen temblar. Así, pueden estudiar lo que sucede poco antes de un terremoto. Gracias a técnicas como ésta, se sabe que en la falla de San Andrés, en California, existe una acumulación de tensión que acabará con un gran seísmo. 'Pero eso puede ser dentro de tres, cuatro años o bastante más', aclara Jurado.

Lo que sí se conoce bien son las zonas de riesgo sísmico. Con esta información es posible elaborar mejores planes de alerta y evacuación de las áreas con peligro y construir edificios más resistentes, medidas que ya han mostrado su eficacia para reducir el número de víctimas.

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