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"La prensa se ha olvidado del público infantil"

Un libro analiza la evolución de la prensa para niños en España

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Los niños se han caído de las páginas de los periódicos. Sólo aparecen en ellos como protagonistas de noticias de sucesos o de curiosidades, pero los diarios han prescindido de sus pequeños seguidores.

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El panorama se presenta tan poco halagüeño que la profesora Mercedes Chivelet, de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, no duda en describirlo con una frase demoledora: "La prensa se ha olvidado de los niños como lectores". Autora del libro La prensa infantil en España, desde el siglo XVIII hasta nuestros días (SM), Chivelet considera que ahora hay pocas cabeceras que reflejen la actualidad para los niños. "Hay buenas revistas pero no les implican en la realidad", resume la profesora, que considera que la existencia de generaciones que han crecido "sin este apoyo" es una de las posibles causas del "alejamiento" del público respecto a los diarios.

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Pero la ausencia actual de suplementos en los periódicos y de más revistas para menores no ha sido la tónica habitual de la prensa en nuestro país. Según esta profesora, las publicaciones para niños nacen en 1798 con Gazeta de los niños. "Al principio, se trata de periódicos paternalistas que quieren informar, pero el nacimiento de TBO, en 1917, supone la incorporación de la historia cómica a la prensa infantil", señala. En ese momento, el "matiz divertido" va ganando terreno a la pedagogía que había primado con anterioridad.

La evolución que han sufrido estas publicaciones ha sido paralela a la que ha experimentado el concepto que se tiene del menor. Así, a lo largo de estos dos siglos se aprecia "el cambio del perfil social del niño", ya que en un primer momento la prensa le rescata del "anonimato social" para después destacarlo como parte importante de la sociedad y "hacerle concesiones para incluirle en el grupo consumidor", explica Chivelet.

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En este punto coincide con Jesús Pérez, profesor de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Vigo y miembro del Observatorio Publicitario de la Infancia de esta universidad. En su opinión, el mercado es muy competitivo y los niños y adolescentes, aunque carecen de poder adquisitivo elevado, tienen gran capacidad de influencia sobre sus padres. "El ocio es una industria potente y los niños son sus destinatarios", indica. Sin embargo, Pérez cree que el entretenimiento no tiene por qué excluir el fomento de la cultura en los medios. "Al niño se le puede ver como destinatario de un anuncio, pero al mismo tiempo se le pueden ofrecer contenidos que le interesen y que permitan educarle", resalta.

A pesar del perfil económico que tiene el público infantil, no parece que sea lo suficientemente rentable como para invertir decididamente en él. "En un momento en el que hay que restringir gastos, la rama más fácil de cortar es la destinada a los jóvenes, ya que no se puede prescindir de otras secciones porque el que compra el periódico es el adulto", afirma Chivelet. Sin embargo, a su juicio, los editores tendrían que pensar más a largo plazo y prestar atención "al lector que tiene más futuro".

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Esta profesora, que ha analizado 2.000 ejemplares de 400 cabeceras para eleborar su libro, cree que un buen suplemento infantil tendría que acercar los niños a Internet, sin perder la habilidad de "vincular al niño a la cultura del papel", ya que ambos soportes son "complementarios". Además de esto, Chivelet considera que la clave de una buena prensa infantil está en que refleje los problemas de los niños, les informe de su entorno y les divierta. "Es una fórmula inventada, sólo hay que ponerla en práctica", concluye.

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