Este artículo se publicó hace 14 años.
El presidente de Níger advierte de una hambruna en su país
Millones de personas están amenazadas por el hambre en Níger, dijo el nuevo dirigente militar del país en un mensaje que contrastó notablemente con la reticencia de su predecesor a hablar de escasez de alimentos.
El mayor Salou Djibo, que derrocó al presidente Mamadu Tandja en un golpe de Estado el 18 de febrero, también dijo el domingo que la junta está comprometida con acabar con la impunidad, la corrupción y el abuso de poder durante el periodo de transición que estará en el poder antes de celebrar elecciones, aunque no dio fechas.
El golpe, así como las promesas posteriores de limpiar la política y los negocios, han sido bien recibidos en el país del oeste de África. Pero la comunidad internacional, que criticó el golpe, teme que se retrase el retorno a un mandato civil por este compromiso sin fecha de acabar con la corrupción.
El golpe tuvo lugar mientras las organizaciones de ayuda y el Gobierno trataban de afrontar la falta de alimentos y la aguda malnutrición tras la escasez de lluvias del año pasado. Níger ya tuvo problemas similares en 2005, pero el Gobierno de Tandja retrasó la petición pública de ayuda.
En un discurso televisado a la nación, Djibo dijo el domingo que están desplegando todos los medios necesarios para luchar contra la hambruna, que "amenaza la existencia de millones de nigerinos en prácticamente todas las regiones".
Aunque este país, en su mayoría desértico, está mejor preparado para afrontar la crisis que en 2005, los cooperantes dicen que durante el mandato de Tandja era difícil hablar del tema abiertamente porque era una cuestión delicada. Ahora muchos esperan en privado que esto cambie, aunque pocos se han atrevido a decir hasta ahora que el país podría sufrir una hambruna.
Un informe oficial filtrado a un diario nigerino en enero indicaba que alrededor de 7,8 millones de los 15 millones de habitantes del país podrían sufrir escaseces de alimentos este año, contradiciendo las garantías hechas públicas entonces por el Gobierno.
Djibo volvió a prometer que restaurará la democracia, pero sin dar una fecha para las elecciones, algo que quiere la comunidad internacional antes de reanudar el suministro de ayuda que decidió cortar cuando Tandja extendió su mandato el año pasado. Un referéndum constitucional le dio tres años más en el poder, pero también aumentó la tensión y acabó desembocando en el golpe.
La junta, autodenominada Consejo Supremo para la Restauración de la Democracia, ha tranquilizado a los inversores en dos industrias claves del país, el uranio y el petróleo, aunque ha prometido llevar la transparencia a ambos, criticados en medios locales por acusaciones de una corrupción extendida en la concesión de contratos.
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