Este artículo se publicó hace 16 años.
El presidente paraguayo denuncia una conspiración alentada por Duarte y Oviedo
El presidente paraguayo, Fernando Lugo, denunció hoy, dos semanas después de asumir el poder, un proyecto para desestabilizar su Gobierno planeado por su antecesor, Nicanor Duarte, y el general retirado Lino Oviedo.
El ex obispo, en un mensaje al país, informó que el general Máximo Díaz Cáceres, enlace de las Fuerzas Armadas con el Parlamento, participó en la noche del domingo en una reunión en la residencia de Oviedo, ex candidato presidencial y líder de la tercera fuerza política del país, en la que estuvo también Duarte.
Lugo precisó que participaron además de Oviedo y Duarte, el presidente del Senado y del Congreso, Enrique González Quinta, del partido "oviedista" Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (Unace), el Fiscal General del Estado, Rubén Candia, y el vicepresidente del Tribunal Supremo de Justicia Electoral, Juan Manuel Morales.
El presidente paraguayo destacó que el general Díaz había sido convidado en principio para conversar en su residencia por González Quintana, pero que después fue llevado a la casa de Oviedo, en donde le preguntaron por la opinión de los militares sobre la crisis por la que atraviesa el Senado.
De acuerdo con el jefe del Estado, el general dijo a los presentes que el problema en el Senado era "un asunto político que debía ser resuelto en tal ámbito" y después se retiró del lugar para informar inmediatamente de la reunión al comandante de las Fuerzas Militares, general Bernardino Soto Estigarribia.
Éste último notificó a Lugo, quien hoy destacó el comportamiento constitucional de los militares y aseguró que no permitirá que "las Fuerzas Armadas sean utilizadas por intereses sectarios".
"Insto a la ciudadanía a estar alerta ante las intenciones golpistas de sectores antidemocráticos y retrógrados", agregó Lugo, y prometió que "como presidente de la República" ratifica su "juramente solemne de hacer cumplir la Constitución y las leyes".
Entretanto, el ministro del interior, Rafael Fillizola, insistió en la "fiabilidad de la fuente".
Algunos de los acusados de participar en la reunión negaron su presencia en la misma y pusieron en duda que ésta se haya realizado.
González Quintana declaró que no existió una reunión con fines golpistas: "No existió, es una infamia", y también negaron su participación el Fiscal General y el magistrado de la Justicia Electoral.
"Es una técnica utilizada en la época del general (Alfredo) Stroessner (dictador que gobernó Paraguay entre 1954 y 1989) y lo que dijo el general Díaz es fantasioso", afirmó Juan Manuel Morales.
Por su parte, el diputado Ariel Oviedo, hijo del general retirado, puso en duda la reunión y aseguró que estuvo hasta la seis de la tarde de ayer en la residencia de su padre, quien en las próximas horas se pronunciará sobre el asunto, según sus allegados.
Carlos Filizzola, legislador de uno de los partidos que respaldan al Gobierno, opinó que la reunión es un elemento más que refuerza la idea de los senadores aliados de Lugo de apartar del cargo al presidente del Senado, González Quintana, a quien se atribuye el encuentro.
La crisis en la Cámara Alta comenzó con el intento de Duarte de asumir su escaño como senador electo, a lo que se opone la mayoría de sus integrantes porque constitucionalmente el ex jefe de Estado es senador vitalicio, con voz pero sin voto.
La semana pasada, el presidente del Senado tomó juramento a Duarte, mientras que la mayoría de los senadores se reunieron y ratificaron para su escaño al suplente, también del Partido Colorado.
La mayoría en el Senado considera ilegal el juramento de Duarte, pero el ex gobernante decidió presentarse como cabeza de lista del Partido Colorado en la Cámara Alta.
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