Este artículo se publicó hace 16 años.
El primer ministro belga, Yves Leterme, presentará su dimisión
El primer ministro belga, el democristiano flamenco Yves Leterme, presentará hoy su dimisión al rey Alberto II, según han confirmado fuentes oficiales.
El viceprimer ministro Didier Reynders, principal líder francófono de la coalición gobernante, ha confirmado la decisión de Leterme y la ha lamentado, según declaraciones que recoge la agencia Belga.
"Siento que se ponga en peligro todo el trabajo socio-económico que habíamos emprendido", ha manifestado el dirigente liberal.
"Es todavía más lamentable porque los francófonos habíamos aceptado un nuevo diálogo entre Comunidades y habíamos hecho todos los esfuerzos para permitir el relanzamiento de las negociaciones", ha añadido Reynders.
La decisión de Leterme de presentar la dimisión de su gobierno, integrado por cinco partidos -democristianos y liberales flamencos y francófonos así como por los socialistas francófonos-, se ha precipitado después de constatar el bloqueo de las negociaciones para una nueva descentralización del Estado.
Su última propuesta para proseguir las conversaciones había sido involucrar en ellas también a los presidentes de los ejecutivos regionales y no sólo a los responsables de los principales partidos de uno y otro lado del país.
Esta idea, destinada sobre todo a rebajar la presión ejercida dentro de su propio campo flamenco, no habría sido secundada por su partido, el CD&V, lo que habría llevado al primer ministro a un callejón sin salida.
Mañana se cumple el plazo que los partidos flamencos habían dado a los francófonos para llegar a un acuerdo sobre una reforma en profundidad del Estado federal, so pena de retirar su confianza al Gobierno.
Los partidos flamencos, especialmente el CD&V, y el partido nacionalista aliado a éste, NV-A, han amenazado en varias ocasiones con dejar caer al Gobierno si antes de mañana no se llegaba a un acuerdo.
Las exigencias de la escisión del distrito electoral BHV y de más descentralización de los flamencos y las resistencias de los valones a aceptarlas ya estuvieron detrás de la grave crisis que vivió Bélgica tras las elecciones de junio de 2007, que dejó al país durante nueve meses sin gobierno.
BHV engloba a la capital del país y a 35 municipios de mayoría francófona de la periferia que están enclavados en Flandes, donde la única lengua oficial es el neerlandés.
Mientras en Flandes sólo se puede votar a listas flamencas y en Valonia a francófonas, los residentes de BHV pueden optar entre ambas, algo que los flamencos consideran contrario a la ley, por lo que exigen la escisión de este distrito, en el que viven muchos francófonos.
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